20 abril 2015

feria de abril 2015/ torrestrellados de aburrimiento


'Nochebuena' a escasas horas del alumbrado. Un toro. Pelo negro. Seriedad y remate. No va sobrado. Blandea y no profundiza. La media que cerraba el saludo sí se la tragó por abajo. La única vez. No se empleó y así fue yendo a menos. Faltó ritmo y raza. Digno Antonio Ferrera, que no encontró excusas en el toro pese a que las buscó esperando una equivocación.

Mucho pelo el jabonero segundo. Terciado. Montado de delante y escurrido de atrás. Soso. Se aprieta con él Fandiño. Desarme en el remate por apurar tanto el ajuste. Pocas gracias en el jabonero. Aborregamiento. Suavidad y mano baja por el pitón derecho, pero sin quebrantar. Y por el izquierdo tirando a dar por no querer embestir. Breve y digno Fandiño. Estocada.


'Cortado' se llama el tercero. Las hechuras acompañan. De perfil y de frente. En negro. También por cómo se movía. Pero en los límites. Galopa, pero blandea de delante. Al sentir la primera vara se desploma. Sobrado de moral Pepe: brinda al público. Cambiado por la espalda. El de pecho lo templa de pitón a rabo. La primera serie en redondo sale cuajada y redonda en su ligazón. Pero la justeza del animal dibuja la faena a menos. Por el izquierdo le falta remate. Pepe Moral, muy asentado, rellena con adornos sureños y logra sostener al toro sobre el alambre. No hay hilo conductor. Estocada insuficiente. Ovación y vuelta al ruedo que sobra.

El cuarto viene más bajo. Pero escaso remate. Le anda fácil Ferrera con la capa. Lo del tercio de varas es de risa. Como con todos. El quite por gaoneras de Fandiño no dice ni mu. No hay emoción. Aburrimiento pese a los intentos de Ferrera. Así la Fiesta no tiene sentido.

El quinto no despierta la tarde en su salida. Listón, chorreado, corrido... Sardo por tener los tres pelos. Tras el tercio de varas y el quite de Moral la anestesia continúa. Pierde las manos, la casta no aparece... Ni aparecerá. Intento y voluntad de Fandiño sin más opción.

Abecerrado el sexto, ya sale tambaleándose y doblando pezuñitas. Al corral. Burraco el sobrero, también de Torrestrella. Para mal. Atacado de kilos. Sobra carne. Suelto del peto. Mansea. Le cuesta moverse. Y lo hace torpón y rebrincado. Con cierta continuidad, que le permite a Pepe Moral sentir alguna embestida. Cada embestida buena necesitaba de otras dos o tres distraídas y faltas de raza. Pero para entonces ya estaba todo torrestrellado de aburrimiento.

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