18 mayo 2015

#sanisidro15/ joselito adame, en busca del rango de figura transatlántica

La impotencia de ver cómo el tercero se partía la pezuña y se dolía tanto como su raza lo quería empujar tras las telas con codicia. Joselito Adame maldecía. Mucho dolor ver así al animal. Para que luego digan. La corrida de El Montecillo de Paco Medina tuvo hechuras apropiadas y su seriedad también. De motor, raza y fondo, en cambio, muy justa. Pero de manejabilidad --que fea palabra-- estuvo sobrada.



Apuntó a bueno ese tercero que se lastimó así y también el segundo o incluso el cuarto o el quinto, pero ya más en rajaditos estos. Ni Juan Bautista ni Alberto Aguilar empujaron en el momento que tocaba. Anodino y lineal el francés Juan Bautista. Por su parte, Alberto Aguilar no encontró la luz en los momentos en que alguien decía apagarla en sus trasteos. Por ejemplo con segundo que por la mano derecha tuvo empuje en un par series.

En cambio, el mexicano Joselito Adame demostró ese hambre, poder y capacidad y, con solo una bala, también su verdad. La colocación siempre dando el pecho y echado la pata adelante para citar, ligar y torear.

La puerta grande se le escapó por a saber qué. El caso es que a ese sexto lo dejó en crudo --sin picar apenas, sí-- y con excelente y emocionante tranco. Inició espectacular por estatuarios y dos del desprecio más una trincherilla de muchos vuelos y destacada verticalidad para salirse afuera con la embestida. La distancia. El ajuste. La ligazón. Emoción un tanto electrizante. Los remates de pecho, por abajo. Mucho ajuste. Variedad también. Tal vez faltó esa serie rotunda, llena, apabullante, relentizada. Pero Adame, muy listo, midió perfectamente la faena cuando el toro parecía desfondarse, y reaccionó por manoletinas de final y la estocada en la suerte de recibir. Mentalidad de torero grande. Una oreja (y pico) para un Adame que sigue ganando puntos para que se le conceda rango de figura transatlántica.

1 comentario:

Unknown dijo...

OREJA, . . . A SANGRE Y FUEGO

“La mirada del torero, escudriña su sendero.”

San Isidro, añeja fiesta,
tauromáquía manifiesta,
Plaza seria de Las Ventas,
quedan atrás las afrentas.

En la décima corrida,
de la feria más querida,
turno al sexto de la tarde,
Joselito haciendo alarde.

Hincado, porta gayola,
se santigua, dice hola,
larga cambiada a rodillas,
perdiendo una zapatilla.

Ya de pie, sobre la arena,
capotero se serena,
negro, listón, “Adobero”,
tercio de varas, primero.

Astado frente a caballo,
pronto, presto como rayo,
cuernos al peto, saludo,
poca pica, sale crudo.

Centro del coso, se anima,
con quite de “zapopinas”,
ovación, la más sentida,
sabia afición, conmovida.

Un brindis que llega al alma,
montera en arena, . . . calma,
“porra de sol” lo acompaña,
en su misión por España.

Grito, ¡viva Aguascalientes!,
ganas de ganar ardientes,
estatuarios muletazos,
rígidos, enormes, bajos.

Trincherillas, mucho aprecio,
firmes pases del desprecio,
naturales, zurda fina,
al final manoletinas.

Toro bravo, de fijeza,
transmitiendo con realeza,
Ganadería, “El Montecillo”,
Don Paco Medina, . . . brillo.

En el arte no hay engaño,
dos mil quince, fértil año,
día diecisiete de mayo,
con el sable ningún fallo.

Suerte pensada, atrayendo,
la muerte fue recibiendo,
no hubo duda, ni dilema,
estoconazo en la yema.

Lluvia de pañuelos blancos,
en Madrid, aplausos francos,
sudor y llanto de Adame,
tal triunfo nadie reclame.

Vuelta al ruedo con banderas,
mexicanas, muy toreras,
le va siguiendo los pasos,
al Maestro Eloy Cavazos.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 17 de mayo del 2015
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