09 octubre 2015

el toreo y la bravura conquistan la felicidad en el puig


Un novillo de Fuente Ymbro guapo pero atacado en exceso abrió la primera de las dos novilladas que se celebran en El Puig esta fin de semana de puente de octubre. A la afición le tocó emigrar ante el vacío, por dejadez de Diputación y empresa, en esa joya que es el coso de la calle Xàtiva, y que hoy 9 d'Octubre lloraba cerrada y sola. Una pena que al final se tradujo en la sorprendente felicidad que provoca el toreo y la bravura. Y sucedió en El Puig de Santa María donde hace 777 años partió el rey Jaume I para conquistar València un 9 d'Octubre.

Hasta tres novillos de nota con el hierro de Fuente Ymbro (tercero, quinto y sexto) de un lote bien presentado. Los dos últimos de vuelta al ruedo y, sobre todo, el toreo de Varea en una serie tremenda de naturales al final encumbraron la tarde. Cristian Climent, con cuatro orejas y un rabo jugando en casa, Varea con idéntico marcador y el mayoral de Fuente Ymbro se fueron a hombros.

Dos tercios en la portatil de El Puig, junto al mar. En medio de un solar que no pudo morder la voracidad ladrillera de hace unos años. Fernando Beltrán meció la verónica y se dejó caer de inicio. Buena la media, torera la larga. Un quite por alto. Y el novillo, hondo, apretado y pasadito, flojo de remos. Mucha arena y poco compactada. Falta de fuerzas y un firme poco firme. Tendió a defenderse por todo ello el animal. El concepto de Beltrán. El gusto, las formas. Sobre ambas manos en los medios. Dejándose llegar al animal y confiándolo. Mucho pulso para que aquello cogiese forma. Tiene Beltrán el toreo metido y es capaz de mantener el argumento de una faena aunque la materia no ayude. Estocada desprendida y oreja.

Vareado y corretón es el segundo. De poca fijeza, nunca paró. Era la mansedumbre que asomaba y buscaba las querencias. Cristian Climent jugaba en casa y tocaba apretar. Un larga cambiada de salida, un quite por zapopinas y cuatro pares de banderillas en un tercio que fue a más. Rajado pero con temple quedó el Funte Ymbro para la faena de muleta. Inicio espectacular con pases cambiados en los medios y el novillo buscando la puerta de chiqueros. Climent lo sujetó en dos tandas muy bien trabadas sobre la derecha. Por abajo, ligadas. De rápida conexión, fueron lo mejor de una faena irregular. Al final una estocada y dos orejas.

Libertador fue el tercero. Por hechuras, muy en la casa. De perfil y de frente. Varea no se acopla de salida y sufre una seca voltereta. Se repone y en la faena ofrecerá el mejor toreo de la tarde hasta el momento. Exigente el tal Libertador. Había que llevarlo muy sometido y por abajo. Empezó cogiéndole el aire a izquierdas. De mitad de faena para adelante, justo cuando la charanga que amenizaba la tarde dejó de tocar, Varea sobre la derecha alcanzó la profundidad. En los medios y muy por abajo. Fondo bravo en el animal. Hubo una tanda más a ese nivel. Estocada y dos orejas

Muy bajo y rematado era el cuarto, abriendo la cara. Pero de salida no rompe. Muy atrancado, bruto y sin fijeza. Sin duda, a Beltrán le había tocado bailar con la más fea. Voluntad y facilidad por hilar una faena con casi todo a la contra. Poca continuidad, muchas protestas en una embestida que nunca se resbaló conforme. Estocada tras pinchazo y la puntilla dejó todo en mera ovación.

Mirón, manso enrazado, con su genio y mucha movilidad el quinto. Igual se la quería comer, que se paraba distraído. Muy de público. Climent quiso hacer todo y más. Se fue a porta gayola y lo recogió por verónicas a pies juntos. Lo mejor fueron los inicios, sin duda. De muleta, rodillas en tierra. Primero por alto y luego en redondo. Emocionante. Tragó por demás en cuatro muletazos ligados y al final el pulso lo ganó el enrazado Organillero.

Cuando se decía voy, allá que iba. Unas veces la reunión era ordenada. Otras desbordaba al tierno Climent. Caló el novillo en el público y también la actitud del novillero del pueblo, que en un exceso ya en el descuento fue volteado. Estocada al encuentro y dos y rabo exageradas y vuelta merecida para el novillo Organillero.

Taconero se llama el sexto. Y era eso, un taco. Guapo y fino. Ajandillado. Y a la postre el más noble y pastueño para el torero. Borrachera al natural de Varea. Cantó el novillo su pitón ya de salida. Y su ritmo también. El arranque de faena fue una manojo de muletazos embriagados con los que se cruzó el ruedo. En rondondo movió primero la faena, pero todo se desató al natural.

Una primera serie a izquierdas, por largura, templanza y esa torería que luce el de Almassora, puso la plaza en pie. A partir de ahí, la revolución. La cadencia del toro por encima de todo. Temple y entrega. Y Varea, roto. Conato de indulto. Bien por la presidenta, que aguantó el tirón. Dos y rabo para Varea vuelta para Taconero, que murió bravo. Eso significa que el campo se sigue guardando el tesoro y el misterio para, por ejemplo, conquistar la felicidad en El Puig.

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