La tauromaquia de Talavante ha alcanzado sensaciones etéreas. Por la sutil naturalidad del torero fundamentalmente, que impide incluso ver el andamiaje técnico. Por no hablar del valor. Inapreciable. Más cuando el toro se antoja menos toro. Sería eso o el frío, pero torear como lo sueñas por momentos... ¿y no arracar el berreo de un olé? Preocupante.
Talavante dejó dos faenas de distinto argumento para al final quedar esas sensaciones a partir de las que fluye e imagina. La primera tuvo un trasfondo técnico imperceptible. El zalduendo, en el límite de la falta de raza, fue mansote y descompuesto. Suave y despacio, sin importar los gañafones o que los pitones se colasen de izquierda a derecha o por encima del palillo. El inicio por estatuarios un poco más allá del tercio ya lo marca. No hay limpieza. Predomina ese punto brusco. Pero Talavante trata de imprimir ese toreo distinguido y sutil, sin forzamientos y al fin se ve al toro humillar y el remate por manoletinas también tienen su aquel. Estocada saliendo con la taleguilla abierta tras pinchazo y oreja.
Al quinto lo empieza con el cartucho. Facilidad y natural expresión de Talavante. Pero poco misterio por parte del toro. Hay muletazos, lo dicho, en las dos primeras tandas de naturales y sobre todo en la primera sobre la diestra que son de auténtica belleza. Pero solo la belleza se antoja demasiado por para el arte del toreo, máxima expresión de la cultura de la Taurimaquia. Claro que sí, tras estocada cobró una oreja.
A Cayetano hay que darle la bienvenida. Es torero util para esta temporada. Y tiene carácter. Pero se le nota la ternura. No encontró complicaciones en ninguno de sus zalduendos, que qué podriditos están. Arrancó sentado en el estribo y de rodillas la faena al tercero. Siguió en los medios con el a, e, i, o, u... Temple y voluntad sobre ambas manos y esa facilidad para caer en gracia más arriba. Pero cuando el toro echa las cartas le faltan los recursos. Lo solventa echado rodillas al suelo y con los aceros pierde los trofeos.

El Fandi, que manejó con cadencia el capote en el recibo, dejando un par de largas, verónicas de rodillas y de pie, alargó hasta el aviso una pantomima ante el inválido ejemplar que rompió plaza. Abotargado y claudicante. Sonrojaba verle, por ejemplo, adornarse con faroles y demás cucamonas. En el día que la afición inundaba Twitter con el hashtag #DoyLaCaraPorElToro, por ese momento con El Fandi como protagonista costaba dar la cara. Ahí no había toro ni por asomo. La cruz fue que el cuarto se le partió una pata en el último par de banderillas y nos dolió en el alma.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Castellón, 6 de marzo de 2016. Feria de la Magdalena. Toros de Zalduendo de muy justa presencia y blandos y descastados. Para El Fandi (silencio tras aviso y ovación), Alejandro Talavante (oreja y oreja) y Cayetano (ovación en ambos). Dos tercios justos (unas 7.000 personas).
1 comentario:
Pues sí, Talavante estuvo correcto pero su labor no caló en los tendidos… En mi caso, puedo decir que fué debido a que me pareció tan insulso y soporífero el juego del ganado que me mantuvo frío y aburrido toda la tarde, contagiándome así del tiempo que hacía y del mismo cartel, extraño y aburrido desde que se confeccionó…
Por cierto… una puntualización le quería hacer, la capacidad de la plaza actualmente está rondando las 9500 personas y no las 13000 como originalmente….
Un saludo
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