07 abril 2016

sevilla (por ahora) tampoco endereza el rumbo

En baloncesto los minutos de la basura son esos minutos finales en los que ya todo el pescado está vendido y el resultado es inamovilble. Algo así, pero al revés, ha sido el inicio de la (pre) feria de abril sevillana: muy basurilla. Unos (por abaratar), otros (como que la televisión dejara sin cámaras dos festejos 'modestos') y las circunstancias (la lluvia y...) se propusieron dejarlos así, instrascendentes...



Si no llega a ser por el toque de atención dado por Pepe Moral y, sobre todo, por un asentando, reposado, gustoso y torero Javier Jiménez, no haría falta ni recordárlos. Ojalá les sirva, aunque parece que alguien ha preferido ensordecer su reivindicación en el ruedo y que en Sevilla (por ahora) parezca no se endereza el rumbo y que todo quede a expensas del estallido (ya veremos) en los carteles fuertes que arrancan, precismanente, hoy.

Cada día ya se antoja mayor milagro el ver embestir un toro, un fenómeno que esta temporada viene con cuenta gotas. En Sevilla, hasta el momento, algo de Torrestrella de forma desordenada y dos de Las Ramblas de pura casualidad en un lote previsiblemente desfondado, descastado y desigual. Lo del toro de Sevilla cada día se parece mayor entelequia. Y no digo ya lo de la bravura, la casta o el poder.

Y el listón para valorar faenas se ha rebajado y la tragadera ya no distingue lo profundo de verdad de lo vulgar. Menos afición y más público. Se premia todo como consuelo de tontos. La amabilidad y el tengamos la fiesta en paz predomina ante tanta pobreza. Por eso a El Cid ayer se le permitió una vuelta al ruedo tras apenas dejar tanda y media a la velocidad del rayo o a Adame por ligar de forma continuada y templada, tan desde el hilo y como descargado.

Por cierto, como en todo, la imprevisibilidad y los límites al límite se alcanzan en el ruedo en cualquier momento. Así es cómo se dejó ver Alcalareño en su primer par de banderillas, llegando hasta de donde ya no pudo salir y fue cogido de mala manera contra las tablas. El revuelo de capotes al quite decisivo han sido lo mejor de estos días. Por suerte.

Mientras, seguimos esperando al toro y, en concecuencia, al toreo.



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