04 abril 2016

victorino no defrauda en cieza (crónica y galería)


Cieza es una plaza simpática. La conocimos hace un par de temporadas, cuando Ureña indultó al Victorino 'Estudioso', y hemos vuelto cuando la fórmula se ha repetido. Toros de Victorino Martín para una terna apetecible de buenos toreros, que además son murcianos: Rafaelillo, otra vez Paco Ureña y Antonio Puerta. Cientos de excusas para meterse 200 y pico kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Excelente imagen de la plaza, con tres cuartos (unas 3.000 personas) del aforo cubiertos: todo el sol y casi toda la sombra salvo gradas y andanadas.




La corrida lució presentación ajustada a la plaza. Tal vez uno, el segundo, excesivamente astigordo y astibreve. De miradas vivas, finos, vareados, algunos con la marca de varetazos varios y, en definitiva, un conjunto parejo. Todos grises, muy en la línea Santa Coloma. Encastados, con la bravura palpable, duros de patas y, salvo el tercero por mera ignorancia del lidiador, todos de dos varas. Una corrida de dos varas por toro en un plaza de tercera no suele verse. Pero si es de Victorino, sí.

Por cierto: Lo bien que se picó toda la corrida. En el sitio, sin feas triquiñuelas, a dos por animal. Medidos. Las lidias bien llevadas en las posibilidades que permite un ruedo más bien escaso donde el toro a veces se amontona. El primero recortó y buscó con peligro. Tal vez por el apretón en el inicio de faena. Rafaelillo nada más pudo que andarle sobre los pies después de ponérsela planita al imposible por ambas manos. Y el sexto también tuvo su guasa. Un puyazo trasero delató la única vara defectuosa de la tarde. A qué mala hora. Rompió al animal, que ya se defendió, midió y nunca se entregó. Pasando a la altura del pecho. Estaba pendiente de todo y a la vez de nada. Y en una de esas, cuando Antonio Puerta necesitaba desesperadamente la orejica que le abriese la puerta grande, la cornada (25 centímetros de destrozos musculares en el gemelo izquierdo), la voltereta y la caída seca sobre el sacro. El revuelo. El victorino que parecía ausente arreó a todo lo que se movió. A punto estuvo de coger a Ureña y de rematar a Puerta cuando un banderillero trataba de levantarlo. Fue un desagradable final para una corrida de enorme contenido, interés y emoción en la que fue imposible aburrirse.


Si el primero fue una prenda, segundo y tercero sacarón bravura de principio a fin. Moreliano y Morito se llamaron. Los mejores de la corrida. Paco Ureña toreó despacio y sin tirones. Excelente el recibo por verónicas. Ante las dudas del pitón derecho, más gazapón, no en torear al natural de primeras. Mano de santo: a la vuelta, alcanzó lo mejor en redondo. Ajuste, entrega, la pata adelante y el temple. La embestida profunda y ralentizada tan albaserrada. Pinchazo y espadazo para cobrar una oreja.

Antonio Puerta se encontró el mejor pitón derecho de la tarde, que fue el de 'Morito'. Muy profundo fue por ahí. La mano soterrada con la muleta llena de toro, así fue como condujo y ligó por ahí Puerta. Dejándola muy delante. Por el izquierdo no hubo acople. Ese puyazo que faltó, ese toro que se metió por dentro y se recreció por ahí. La vuelta al mando a derechas y una final en el que el toro dijo basta. Las casta le avisaba a Puerta en su estreno con los albaserrada. No estuvo fino a espadas, pero cortó una oreja.


Pero las espadas también lucieron. Hay dos estocadas de primeras que son de libro. Las recetadas por Rafaelillo al cuarto, que en realidad en un pinchazo hondo letal, y la de Ureña al quinto. Rafaelillo recibió fibroso al tal 'Cobrador', remates largando capa y muy por abajo. Tuvo querencia acusada. Hasta para recibir una segunda vara el piquero tuvo que variar terrenos. El chocazo en el segundo encuentro fue tremendo, pero la vara quedó arriba. De Rafaelillo, lo sujeto que llevó siempre la embestida y lo que consintió en una faena intensa. El Victorino se vino arriba. El toreó cada vez fue ganando en profundidad y en reposo. Los pases de pecho, verticales y a la hombrera contraria. Y la estocada, honda y en el sitio. Dos orejas.

Otras dos le cortó Ureña al quinto, de nombre 'Soberano', al que le regalan la vuelta al ruedo. Fue el de menos clase y entrega hasta el momento. Ureña le consistió con mucha suavidad. Ni un tirón ni una zapatillazo. Toque seco para citar y embarcar, y vuelo sutil de las telas en el mando, que buscó siempre el remate por abajo. Ajustado sobre ambas manos, y la rotundidad de la estocada. Fulminante: dos orejas.

Quedaba el sexto. Malas noticias las que trajo 'Mudéjar' para rematar una tarde de toros y toreros vivida con intesidad. Ya era hora, tras 15 o 16 festejos que llevamos esta temporada, ver una con toros de verdad. Victorino no nos defraudó en Cieza.

MÁS FOTOGRAFÍAS






Primer toro







Segundo toro








Tercer toro






Cuarto toro















Quinto toro





Sexto toro





1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente reportaje y uno de los mejores carteles que se pueden ver en estos momentos para el verdadero aficionado.