Hace 20 años y un día daba gusto comprar El País. Aquella portada anunciaba que al día siguiente se lanzaba la edición digital. Pero nosotros solo guardamos de aquel día la crónica del maestro Joaquín Vidal. Uno llevaba greñas por debajo del hombro gracias al rock. Teníamos incluso una tele autonómica. Estudiábamos derivadas, funciones e integrales, que 20 años después no has vuelto a ver ni en pintura. Era, seguramente, la de hace 20 años, la primavera más alterada y de dolorosa contención de la historia. El móvil era pura entelequia: se llamaba de cabina a fijo o en el mejor de los casos, de fijo a fijo. Qué vida, que se acumula por el recuerdo de una sola tarde: la de Joselito del 2 de mayo del 96.
Una antología del toreo que hizo pliegue, al instante, en la memoria. Una tarde perfecta y plural, venteña y emocionante que recuerdo brincando en el sofá, grabándola en VHS, hablando por teléfono --aquel teléfono rojo modelo góndola--, enloquecido, con ella y pidiéndole comprensión a aquel profesor particular que me puso mi madre para pulir las matemáticas, que no comprendía el momento y peleaba conmigo y contra el toreo que brotaba de Joselito para Historia, robándome el mando a distancia. La tele en silencio. Navarras, faroles, chicuelinas, serpentinas y asombrosas crinolinas perfectas. El torero rompiéndose. En cuatro toros, los cuatro primeros, se bordó el toreo, y luego en sexto lugar apareció el manso de Cortijoliva y Carretero se consagró también. Para entonces el profe se había dado por vencido y se había ido. Yo creo que todos los aficionados a los toros de la generación EGB sabemos de sobra cómo vivimos esa experiencia.
Días después Canal 9, la extinta y que ahora quieren abrir de cualquier manera y a golpe de decretazo, no tuvo más cojones que repetir la histórica corrida goyesca de Joselito en solitario, y 20 años después la recordamos y la hemos vuelto a ver, ya en formato digital, descargada de Youtube, mientras aquel VHS permanece guardado como pieza de museo. 20 años ya. De la felicidad que me da recordar todo, estoy por ponerme a repasar cómo se hacían aquellas integrales, que el caso es que se me daban bien. Aquel profe era un buen tipo.
PS: La crónica de Vidal.
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