24 junio 2016

#fogueres2016/ josé tomás y manzanares: el triunfo catárquico del toreo en alicante


Alicante patas arriba por una tarde de toros. Y el toreo a cámara lenta paladeado, sentido, emocionante e imborrable se esculpió para justificar todo eso que dicen. Que si 8 millones de impacto económico, 10.000 abonos vendidos, 12.000 espectadores hoy y en total cerca de 60.000. Todo eso llegaba con la excusa de encontrar y sentir el toreo hasta las mismas entrañas y ser, por un rato, felices a través de esa comunión ancestral del hombre con el toro que sana el alma. José Tomás y Manzanares provocaron la catarsis en Alicante.


Lo terreno eran los hoteles llenos de Alicante a Benidorm por no perderse el acontecimiento del año en la millor terreta del món. Porque en eso, en un acontecimiento, se ha convertido una temporada más cada aparición en los ruedos de José Tomás. Tras Jerez, cayó el gordo en Alicante en el día grande, día de Sant Joan. Y por si faltaba algo, un revalorizado José María Manzanares tras su obra magna del pasado 1 de junio en Madrid rematando el cartel que ha revolucionado la feria y a la ciudad entera en búsqueda del toreo puro. Eso era lo celestial.

Tres cuartos de hora antes del festejo fue la provocación de seis antitaurinos frente a la plaza. Los mismos seis de siempre que van de gira cada verano por toda España. 15 nacionales fueron necesarios para desalojarlos. Y a 20 minutos para las siete, llegó José Tomás. El detalle, ir directamente a saludar a Manuel Manzanares y a su cuadrilla antes de pasar al patio y salvar a los fanes que lo esperaban. Rictus serio y comprometido. Ni media sonrisa.

Llena la plaza de peregrinos llegados de medio mundo. Tras el paseíllo, una ovación de recibimiento. José Tomás de azul marino y oro y Josemari de azul eléctrico y oro, muy alicantino el vestido. Un guiño de JT y media sonrisa para animar a Manzanares: vamos a saludar. Tú primero. También lo hizo Manuel Manzanares, que completaba cartel e interpretó a la perfección su papel, o menos.

El primero de lidia a pie se llamó 'Galiano'. De Cuvillo. Muy bajo y abecerrado. Rodilla en tierra al estilo ordoñista lo para José Tomás. Mucho el ajuste. El toro es algo bizco y pitorrito. Un zapato. Quite por chicuelinas. Un estruendo es la ovación al brindis al público.

Se lo deja venir de largo en los mismos medios para arrancar con la mano diestra. Largas las series. A veces como forzadas. Un muletazo para el tiempo en la tercera ronda. Debía ser el muletazo que hacía siete u ocho. Al natural, vertical e incluso codilleando. La embestida no se acaba de sujetar. Faltó romperse y que el sometimiento fuera evidente. Quietud y emoción hacen contrapeso y sirven para la oreja tras estocada trasera y baja. Este José Tomás sabía a poco.

Pero tras un Manzanares que se estrellaba con un Cuvillo desrazado, rajado, manso e imposible y capítulo equestre que mejor pasar sin hacer sangre, llegó el recital tomasista y el tesoro que venían buscando todos lo que en la plaza de toros se habían reunido.

Ese quinto se llamó 'Cacareo'. Hechura guapa. La reata nos recucerda a Morante en Bilbao. José Tomás a pies juntos. Por delantales va parando el tiempo conforme gana terreno. La buena casta de 'Cacareo' se ordena conforme avanza la lidia. Hay un quite por navarras y espaldinas, pero todo estalla en la faena de muleta.

Otra vez el inicio en el abismo de los medios. Por estatuarios, ayudados por alto en el centro del mundo. Inmóvil, un manojo y de ahí el remate sideral de uno por abajo, a cámara lenta. Los vuelos de la muleta salvando de forma preciosa los pitones que planean y giran tras tobillos y las plantas que sostienen a José Tomás en toda su verticalidad. Se duerme el muletazo, se esculpe en la memoria y la plaza en pie. Los pelos de punta.

La faena crece de forma catárquica. El toreo de José Tomás se revela ahora. Por la diestra, el toreo no encuentra fin. Conforme las series crecen, más lento. Y los remates, por la mano izquierda llaman al natural a gritos.

Por ahí se sublima. Sin exageraciones. La ligazón y el mando. La casta de 'Cacareo' repone. La muleta y la firmeza. Los vuelos. Alicante estalla. Tandas de nueve y diez muletazos. Puro toreo. Borrachera. Reduciendo el tiempo. JT, está vez sí, roto. Ya con la espada un serie colosal con la diestra al natural. La embestida de 'Cacareo' --qué buen toro-- cosida. Y cuando parecía imposible volver a citar ya tras media docena o más, la muleta otra vez adelante y la eternidad. El pecho acompañando esa embestida imborrable ya. La estocada en el hoyo. La muerte de bravo toro. En los medios. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro. Inolvidable.

Papeleta para Manzanares con Chiquito. Pero el toreo volvió a aparecer y volvió a ralentizarse. El idilio de la zurda de José Mari tras Madrid continúa. Hubo un quite por chicuelo y sinfonía al natural. Más despacio todavía parecía querer torear Manzanares. Preñado de estética y profundidad. El público se entregó. El final andándole al toro fue pura genética. Y el espadazo recibiendo volvió a parar el tiempo. Tremebundo.

José Tomás y Manzanares en hombros por la puerta grande tras hacer, decir y compartir el toreo. Qué felicidad. Qué locura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué suerte, Andrés. Poder ver en vivo a JT.
Pero poder ver a José Tomás se aleja cada vez más de las posibilidades de la gente.
Se deja ver poco, no en las principales ferias, y todo lo que rodea sus corridas es cada vez más elitista. Si no eres un vividor de los que se recorren España de gorra, hay que tirar de cartera de una forma muy contraria a lo que rodea la forma de ser del propio JT.

Desde luego, es un personaje en el que lo que le rodea da para debate en muchos aspectos.