No puede ser. Ayer con la provocación antitaurina y su consiguiente calentón a uno se le pasó lo que pensó hacia adentro hace algunos días atrás. Menos mal que Paco Montesinos, previo toque de atención del gran Pepe Rubio, natural de Algemesí, y uno de los dos o tres mejores aficionados a los toros y al toreo que uno conoce de toda València, lo señaló en su blog. Y es que la Comissió Taurina, a saber con qué excusa, prefirió no guardar un minuto de silencio en memoria del maestro Pepe Limeño en la primera de feria. Feo detalle. Más cuando Limeño es uno de los taurinos que, como veedor, más valor le ha dado a Algemesí y a su semana de toros en las últimas décadas. Una buena costumbre que se dejó pasar por alto. Feo detalle.
Como canta Bunbury, "Porque las cosas cambian y no estamos aquí de visita /
Espero que me permitan que les contradiga un poco / Porque las cosas cambian y cuidado que nos vigilan / La policía de lo correcto / Y las buenas costumbres de hoy..." Porque unas son las buenas costumbres y otras las que trata de imponernos por buenas esa impertinente policía de lo correcto. Poco costaba, era solo un minuto o ni eso.
Por las buenas costumbres Cebada Gago volvió enviar un lote de novillos de bella estapa y astifinos pitones. De esos que cortan la respiración: como ese cuarto, cornalón incluso. Fino de mazorca, afilado de agujas. El izquierdo cortaba el viento. Limeño fue, por cierto, quien inició esa buena costumbre, respetada con el máximo lujo, de abrir las puertas de Algemesí al viejo don Salvador García Cebada. Él y Limeño (cuatro orejas a los Miuras en Sevilla) lo habrán disfrutado en algún lugar remoto.
Encastado el primero, 'Puntero'. Y además, listo. Repetidor y pegajoso. Venciéndose. Un par de volteretas se llevó Curro Durán más dos o tres sustos. Novillo escarbador de salida, astifino y midiendo. Voltereta seca para empezar ya de capote. Se quedaba muy encima, costaba vaciarlo. Tobillero y bravo. Emocionante sin duda, pero de difícil lucimiento. No volvió la cara Durán pisando terrenos de compromiso. Buena estocada. Y vuelta al ruedo.
'Esquilo' hizo segundo. Muy fino. Afilado como una espada. Abrochado, acaramelado, pero dos puntas. Recta la viga. Excelente son, motor. Por el pitón derecho planea de forma escandalosa. Brega patosa en banderillas. Pese a todo, nobleza y repitición pese a las mil perrerías. Como mandan las malas costumbres, cuando un novillo saca casta en Algemesí las lidias se desordenan con facilidad. Tres tandas al primer toque pero a menos por el pitón derecho. Rafa Serna no se acopla, duda por la mano zurda, rectifica y no se la deja puesta ni por una ni por otra. Se defiende más que torea. Todo a la contra y el novillo, encastado, cada vez más avisado. Lo mejor, que lo mató rápido porque se avecinaba un quinario.
El cuarto se llama 'Estafador'; pero de eso nada. Es el novillo castaño, la mar astifino. De salida luce nobleza y son. Es de ovación. Un toro. Curro Durán tira de oficio ante tanta calidad y clase. Pero por debajo. Embistiendo hasta el final en cada embestida por el derecho. Durán se maneja bien en los terrenos de cercanías y ahí se las apaña, pero todo sucede de uno en uno. Se antoja otro señor novillo. Estocada efectiva y oreja a la voluntad.
El burraco que hace quinto se llama 'Bravío'. Las buenas costumbres siempre dijeron que había que acordarse de los sobresalientes, y Serna lo hizo. Fue entonces cuando Sergio Salas 'El Pijorro' de Sanlúcar de Barrameda hizo lo mejor, lo más torero y más cadencioso de la tarde. Dos chicuelinas la mar de templadas con su remate gustoso. Así se torea, como mandan las buenas costumbres.
Este novillo fue a más. Sacó mal estilo de salida, con las manos por delante. Por eso recibiría dos varas fuertes. Luego llegó el quite de El Pijorro y después: pánico en el túnel, tirones, trayazos y hasta un volteretón. Pese a todo, nobleza y ritmo, profundidad y clase. Serna no se convenció y acabó escuchando dos avisos. Qué pena esa mala costumbre de que una novillada notable se vaya sin triunfo grande.
El que triunfó por la vía rápida fue el rejoneador Mario Pérez Langa. El aragonés es capitán general en Algemesí. Otra buena costumbre de acá es enamorarse de los rejoneadores. Vidrié fue el primero en la saga y Pérez Langa es el centauro del momento. Los banderines de castigo llevaron el logo de la Setmana de Bous. Los guiños al tendido fueron múltiples, de primeras destacó el temple y los diferentes juegos con el Cebadita despuntado. Pero acabó por pasarse de faena. Cabezón como buen aragonés con las rosas. Trabajo costó encontrar la muerte, pero el estallido de felicidad y las dos orejas fueron casi como ganar la Champions de solteros contra casados.
Por mi parte, y retomando, a Bunbury, yo "prefieron bailar charleston donde conviene estar parado".
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