La temporada ha sido incandescente. De principio a fin, prácticamente toda ella. Por unas cosas u otras. De los despachos al ruedo, donde es preferible quedarse, entregarse y soñar. Así, se podría medir con otros parámetros. Una temporada repleta de nombres que también han reivindicado su fuerza y maestría. Por ejemplo, Ponce o Manzanares. Por si alguien dudaba. O los jóvenes José Garrido, López Simón que lideró el escalafón o, más recientemente, Ginés Marín, a quien un festival le ha servido para poner su nombre en la pomada de cara a 2017.
Pero si ha habido dos nombres que en el ruedo han marcado las diferencias, esos han sido Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey. Son los dos nombres que están en boca de todos. Uno de forma natural, casi como un rayo, arrastrando a la gente hacia las plazas sacudida tras sacudida y el otro con múltiples cantores en redes y papeles, que aquí todo vale. Por eso son los dos sucesos.
El momento de Talavante y su insultante facilidad para ver toro dónde y cómo sea sin apenas probaturas, con la tensión que todo ello encierra prácticamente abandonada. AT reviste esos momentos en los que la moneda vuela de una pasmosa naturalidad en la que solo la muleta descansa sobre la palma y quiere nada más que volar sujetando embestidas que se vienen de aquella manera. Desde aquella faena, por ejemplo, de San Isidro a la de su cierre en Zaragoza.
Era, por cierto, en Zaragoza donde se iba a disputar esa gran final: un mano a mano entre Talavante y Roca Rey cargado de razones y que incluso provocó que una figura como El Juli se descabalgará de El Pilar por no poder alcanzar tanto protagonismo en la feria. Pero los hechos cantaban. Ese mano a mano --Tala vs. La Roca-- tenía que haber sido la gran final de la temporada 2016.
Pero la gran duda se quedó por resolver. Roca Rey se perdió todo septiembre y octubre. Dos volteretas golpearon en la cabeza de forma repetida. Primero Málaga y después Palencia. Pero su era ya había comenzado. Arrolló desde Olivenza y las Fallas hasta que un toro le obligó a poner la pausa. Hasta ese momento los números del peruano fueron incontestables. Y más que eso, el poder sobre los toros, el sitio que pisa, el temple al natural, la mano tan abajo y la figura tan bien encajada más toda la improvisación y atracción en los públicos...
Estas son las cifras de la temporada de Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey en la temporada 2016. A ver si así contestamos a la pregunta del titular.
Alejandro Talavante: 42 festejos en Europa | Trofeos: 60 orejas y un rabo |
16 faenas de dos orejas: Olivenza, Arnedo, Jerez, Granada, Sanlúcar, Istres, Arévalo, Roquetas, Cuenca, Colmenar, Valladolid, Cabra, Albacete, Aranda de Duero, Nimes, Úbeda.
Andrés Roca Rey: 38 festejos en Europa | Trofeos: 65 orejas y cuatro rabos |
22 faenas de dos orejas: Olivenza, Valencia (2), Benidorm, Madrid, Granada, Sanlúcar (2), Ledesma, Alicante, Burgos, Pamplona (2), Arévalo (2), Mont de Marsan, Roquetas, Santander, Pontevedra, Alfaro, Guijuelo (2).
CONCLUSIÓN: No es porque lo digan los números, que también, es por un cúmulo de sensaciones y realidades. Para mí el gran triunfador de la temporada, y más: el gran suceso de 2016 se llama Roca Rey.
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