Y es que estoy de Open. El de la Comunidad Valenciana. Ahí, raquetazo va, raquetazo viene por cuestiones laborales que se soportan la mar de bien. Pasa que tenía pocas "figuras" en cartel, y ahora ya ni le quedan. Ferrero, alma mater y propietario del torneo ha recogido raquetas como ilustra la foto del amigo Johnny Bonet. La noticia, que el domingo tendremos aquí al Príncipe Felipe, porque a falta de raquetas de renombre, bien vale un príncipe. A la fauna que se da cita es que le encanta. Mientras que por ahora tenis, en cuenta gotas. A ver si Nicolás Almagro aguanta.
Por lo demás, espero ser capaz de pensar en unos días y dejar de soñar con pelotitas amarillas, que lo del 11-M se ha puesto ahí a punto de caramelo y Díaz de Mera, no sé pero tan rancio apellido me suena a golpista. Un parecer nada más. Y a partir de mañana lo de Sevilla. Entretenidos vamos a estar.
Y por cierto, ya para rematar este gazpacho que me está quedando, que La Habitación Roja ha parido un disco (Cuando ya no quede nada) que no me atrevo a recomendar a nadie y que me está costando oir. Machacón y ruidoso, sin la luminosidad de su sonido propio y letras poco elocuentes. Es la primera vez que les suspendo, mirando a ver si en próximas escuchas se va asimilando o continua pareciendo lo mismo. El 23 de abril lo compraremos por la colección y por ver si le cogemos cariño.
Pregunté a los amigos, a ver si me estaba volviendo raro. No. Y justo lo contrario me cuentan del último de Los Planetas (La leyenda del espacio), es decir: que gana en cada escucha que se le dedica. Tengo ganas de hicarle el diente a ver qué tal ese pop aflamencao. El título, sí, evoca a La leyenda del tiempo de Camaron.
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