18 febrero 2008

a beneficio de el soro y con indulto: comienzo de temporada


Comenzamos la temporada en Xàtiva y pasamos frío. Qué extraño era, cuando nos dejamos caer por la capital de La Costera de normal es agosto y los termómetros hierven. Era 16 de febrero y se anunciaba festival a beneficio de la operación de rodilla de Vicente Ruiz El Soro. Público no hubo demasiado, frío bastante, orejas a montones y hasta un indulto. Intervinieron Aparicio, Rivera Ordóñez, El Califa, Abellán, Juan Bautista, Serafín Marín, Iván García y el novillero Luis Miguel Casares. Los novillos de diferentes ganaderías .

Indultado fue el de la ganadería de José Luis Marca, disfrutó con él Juan Bautista. Pero, más allá de que el indulto es del todo anti-reglamentario, contextualizarlo. Entramos a la plaza un cuarto de hora antes del comienzo. Entonces, cuatro antitaurinos desplegaban su pancarta. El paseíllo emotivo, mucha gente en el callejón, salió el primero para Aparicio y empezaron a oírse sirenas y silbatos. Luego una voz masculina haciendo uso de un megáfono, desparramaba el discurso antitaurino con tono hitleriano y adoctrinador. Armaron su jaleo y nunca me apeteció más que la banda de música atacase cualquier pasodoble durante las faenas de muleta. Era un alivio no tener que escuachar a alguien que opinaba que lo que estabas haciendo en ese momento -ver toros- era la mayor de las aberraciones. Aguantaron lo suyo, pero no las tres horas que duró el festival.

Salió el quinto de José Luis Marca, que dicen se llamaba "Cacereño", el turno de Juan Bautista, y seguían los antis a lo suyo aunque parecía que al megáfono empezaban a fallarle las pilas. El novillo, chico, apuntó flojera tras recibir un picotazo en mal sitio -trasero. Pareció que no iba a servir porque perdió las patas en varias ocasiones. Nada de eso, Juan Bautista le dio temple y distancia, no obligó primero, luego ya se le vio disfrutar. Como en el salón de su casa, cuando intuí cualquier intención indultadora y visto que el francés toreaba a placer, saqué la cámara. Con ruido de fondo, toreo de todas las formas de Juan Bautista, al presidente se le obligó literalmente a conceder el indulto sacando el pañulo verde y, curioso, luego los antis, imagino que congelados como los que estábamos en la plaza, dejaron de armar ruido. En la plaza aún quedaban tres novillos más por lidiar.












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