Sigue sin pasar nada estas fallas en la plaza de toros de Valencia y ya estamos en horas del día de la locura cuando escribimos este post. No sabemos bien qué va a pasar a partir de ahora. Porque por lo vivido, cualquier esperanza por pequeña que fuese se acabó yendo al garete poco más o menos.
El último botón, la corrida enfermiza de Los Bayones que vino a desdecir todo lo dicho anteriormente y que se sustentaba en los muy buenos lotes lidiados en agosto de 2006 y julio de 2007 en esta misma plaza. Nada que ver salvo la seriedad de alguno, que no todos, con aquellas ésta.
Ni atisbo de la condición física en los seis, que rodaban sospechosamente por los suelos al hacerse presentes en el albero, de los que solamente dos, que debieron ser tres y cuatro también por no decir todos, fueron de vueltos a los corrales.
Leña tuvo el primero hasta dejar al público boquiabierto y sin reacción hasta que Curro Díaz fue desarmado en el mismo saludo. Fue entonces, al quedar suelto, cuando se llevó la ovación el toro por su belleza. Metía la cara y era un tío, el toro sin duda valía. Se le picó pésimo, un vara caída, la otra un borrón y su rectificación. Flojeó, pero había cierto fondo, el único que lo tendría a la postre. Curro Díaz cumplió con un trasteo de torero maduro y compuesto. Muletazos por abajo, pero de uno en uno, llevando y templando la embestida.
Y decíamos que sigue sin pasar nada, pero que podía haber pasado también es verdad: cuando el segundo arrolló al segundo lance a Miguel Abellán, lo pateó y le pasó el pitón buscándole el corbatín. Se levantó y sólo llevaba la paliza, ya ves: por eso decimos que sigue si pasar nada. El del susto era el primer sobrero, de Luis Algarra, salió frío, midiendo y escarbando. Lo paró Montoliu, y luego le pegó el viaje a Abellán. Derribó de manso y se puso problemático, pero con los toros así no hay tiempo de llevarlos al psicólogo ni de hacer terapias, que sería lo mejor. O hay que tragar o buscar cuanto antes la calle del medio. Abellán eligió la segunda opción tras pensárselo tal vez demasiado.
El turno tercero también lo cubrió otro sobrero de Algarra, fue el momento que tuvo el personal de sacar de la garganta el ole. Fue en el saludo capotero más vibrante que templado, pero siempre hacia los medios de Antón Cortés. Más nada, el de Algarra no tenía ni pizca de casta que le empujará a tomar medio pase. Como si aquello no fuese con él, Cortés le dio bajonazo.
El cuarto reunió todos los males y se Díaz se estrelló sin remedio y definitivamente en el día en el que se presentaba como matador de alternativa en Valencia. Y en el quinto anotábamos la frase que resumió la tarde y que por principios -de la bravura, la casta, la emoción y la personalidad de cada torero- no debería decirse nunca de una corrida: "más de lo mismo". Así era, aunque en esta ocasión Abellán interpretase el pasa toro, sin molestarse ni el uno al otro, ni el otro al uno. Es decir, redondos tan ligados como ligeros y poco comprometidos y a media altura, dejándose la zurda para cuando ya no se estilaba.
Diferente fue lo interpretado por Cortés, dos series de mano baja, tras la que el sexto siguió dando la razón a los que ya estaban del todo defraudados y ni se acordaban de las dos buenas tardes con ganado de Los Bayones allá por agosto de 2006 y julio de 2007, porque ésta, mucho más reciente, había pesado como una auténtica y aburridísima losa.
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En la matinal salió por la puerta grande Manuel Sarrión de forma muy generosa. A Lucca Ruffo "El Calabrés" le sonaron los tres avisos y le dieron una auténtica paliza con seis o siete volteretas y el de Ciudad Real, Rafael Castellanos dejó entrever a veces buenas maneras, pero sólo a veces.
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Y en un rato, fenómeno.
2 comentarios:
Que horror el toro con los crotales puestos....
Tenemos un gran torero en valencia- puzol Manuel sarrion
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