Se cambió con ese único puyazo, aunque lo suyo hubiese sido una segunda entrada. Fue emocionante y Pepín Liria echó la pata adelante en algunas ocasiones para llevarlo muy toreado. Mató de estocada arriba y le pidieron las dos orejas y de dos orejas hubiese sido en Alicante cualquier otro día menos hoy. Cosas que pasan, el presidente sólo dio una y premió merecidamente al toro de nombre Juerguista con la vuelta al ruedo.
Otro buen toro fue el segundo, aunque a medias. Cumplió bien en el único que le dieron y tuvo un gran pitón derecho que El Cid se encargó de exprimir. Por el izquierdo no lo vio tan claro. Hubo series largas y muy por abajo aunque sobraron enganchones. Con la espada un desastre, pinchazo y una entera que hizo guardia.
El tercero empleó la casta que tenía para defenderse ante su falta de fuerzas. Migue Ángel Perera lo intentó sin excesivo temple y en el sexto tiró líneas.
Destacar que la corrida levantó los pies del suelo a los tres espadas y que ninguna de las volteretas se debió a inconsciencia alguna de ellos, es decir que no hubo nada gore, sino más bien una corrida de toros. A Pepín Liria el encastado cuarto, a El Cid el quinto en el comienzo de faena por abajo (a partir de entonces El Cid quedó mermado pero se empeñó en acabar él mismo con el toro) y a Perera el defensivo tercero de un gañafón en la barbilla.
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