La corrida de Fuente Ymbro de Madrid ha tenido muy pocas virtudes, por no decir ninguna. Desde el pregonao primero, ninguno ha permitido recordar la casta que no hace mucho lucía un promedio importante de toros de este hierro. Huyendo y muy a la defensiva, ni un atisbo de bravura. Incómoda hasta para apostar con ellos. Mucho gañafón, mucho gazapeo, muchas querencias y ninguna entrega por norma. Se medio dejó el tercero, hasta que le pudieron. Una lástima que la precisión en el temple sea una de las asignaturas pendientes de Perera, al que lo que sí le sobra es valor como demostró ante el incierto sexto.
A Miguel Abellán sus dos toros le pusieron la apuesta muy cara, casi imposible. A El Juli para nada le sirvió el segundo y el quinto, Injertador, 'hecho' como dicen para embestir, fue otra prenda que sólo se tragó tres o cuatro derechazos. El Juli en estas circunstancias sólo tenía que haber estado bien con la espada, pero tampoco.
La situación de Fuente Ymbro no me viene de nuevo. Ya en Fallas, primero en la novillada y después en la corrida, escribí por aquí que la ganadería estaba tocando fondo. Tras la tarde de hoy me reafirmo, aunque tenga la obligación de poner mi opinión en cuarentena porque probablemente el toro más bravo que se ha visto lidiar y se verá esta temporada se llamó Lanudo y era de Fuente Ymbro. Fue en la concurso de Zaragoza. Las imágenes de aquella tarde no nos cansaremos de verlas.
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