Si pasas por Madrid y cortas dos orejas justo el día después de que José Tomás hiciera historia y carne al mito, se entiende que cuando salgas a pasearte por provincias vas a ser capitán general. Así, Miguel Ángel Perera ya luce galones, es capaz de sustituir al de Galapagar y cuajar al torito kitsch propio de Alicante por san Juan y todos los demás santos, y luego al manso buscarlo en sus terrenos y jugarse la volterera y la cornada, pues al parecer lo kitsch también hiere.
Quien no da pie con bola es Castella. Sus faenas se vienen a menos irremediablemente y se le escapan de las manos hasta no saber qué hacer. Con la espada, además, un pichauvas. Esplá está yéndose. Lo de las Ramblas sacó tres castaños feos que se abrieron a los tres lotes, a cuál de todos peor, y otros tres para encima de la tele.
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