A la más clásica de las anécdotas taurinas, aquella en la que Ramón María del Valle-Inclán le sugería a Juan Belmonte que para ser perfecto sólo le quedaba morir en la plaza, Salvador Boix, apoderado de José Tomás, le quita la razón según el entrecomillado que aparece en el reportaje que firma Antonio Lorca en El País bajo el título El arte o el morbo.
"El respeto al toro y al público le hacen superar el miedo. José Tomás no sale a morir, sino a alcanzar la perfección. Ése, y no otro, es su gran mérito"
Por lo tanto, le aclaramos, don Ramón, que no hace falta morir en la plaza para ser perfecto.
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