15 marzo 2009

fallas 2009/ josé tomás triunfa en valencia


Se cumplieron todos los pronósticos. La plaza de toros de Valencia se llenó y José Tomás, rodeado de enorme expectación, triunfó. La corridita de Núñez del Cuvillo no puso pega alguna y salió dispuesta a embestir con santa bondad. Sebastián Castella no quiso quedarse atrás y planteó la batalla desde la estrategia escénica y el valor desmesurado. Y Javier Conde cumplió con su papel de telonero, fue de artista incomprendido y acabó buscándose un merecida bronca.

Así, Javier Conde al margen, la cosa fue entre Tomás y Castella. Desde el principio, si José Tomás triunfó, fue Castella siempre quien tuvo la última palabra. Desde que se abrió el portón aquello pareció como si el francés quisiera marcar su territorio. Decir la suya. Fue el último en hacerse presente en el ruedo y el último en abandonarlo entre gritos de torero, torero, cuando a hombros el de Galapagar atravesaba la puerta grande dirección a la calle Xàtiva entre similares voces.

Había tensión, tanta que apenas se miraron. Pero entre ellos y nada más. Luego fueron saliendo los de Núñez del Cuvillo y lo ponían todo tan fácil que aquel choque de trenes perdía velocidad. El exceso de dulzura obligó a rebajar la intensidad.

Los Núñez del Cuvillo parecían fabricados en serie. Blandos y con la sana intención de moverse siguiendo las telas humillados, largos y sin chistar. Tanto que poco importó que devolviesen el segundo por demasiado inválido, porque el que salió fue como para llevárselo bajo el brazo. Se llamaba Utrerito, colorado y cornalón y fue para José Tomás, que le andó hacía atrás hasta ganarle los medios. Tras dos varas ligeras, Castella se anticipó, se echó primero el capote a la espalda, toreó por alto y se ganó la primera ovación fuerte de la tarde. Más tarde, en el quinto, también repicaría con otro por chicuelinas y un monumento al farol en el remate.

José Tomás, a la suya. Se puso a torear a placer. La muleta puesta, la planta firme y asentada, el compás abierto y la cintura quebrada. Dos series con la diestra, otra más al natural. Faena redonda, de mucho cuerpo, limpia, ajustada y sin sobresaltos. Tras pinchazo y aviso agarró una estocada casi entera y cortó una oreja.

La reacción de Castella quedó a medias. Flojo y con clase el tercero, en las series de tanteo se alargó más de la cuenta hasta que al natural lo mandó largo y se metió entre los pitones para torear en redondo dejándose pasar muy cerca los pitones. La estocada, trasera y desprendida dio paso a una petición más a voces que otra cosa y de ahí se pasó al silencio.

De alguna manera el francés aguantó el tirón hasta su siguiente turno. Para entonces José Tomás ya había colmado las expectativas de la tarde y se había asegurado la puerta grande. Fue en la lidia del tal Ropalimpia. Astifino del derecho, bizco del izquierdo y bastante alto. Su clase permitió abrirse con él y cuajar la verónica a José Tomás hasta lo medios. El brindis de actualidad al maestro Paco Camino. La faena arranca al natural sin cuajarlo. Se violenta algo Ropalimpia. Luego la faena crece tremenda con la diestra. Serio y mandón el torero. El cite abajo, la muleta por delante. Sin contemplaciones. Y las series de hasta siete y el de pecho. Y una cumbre al natural. Es todo en los medios. La plaza en pie y del Cuvillo entregado, como lo estaba el propio José Tomás a su obra. Un manojo de manoletinas. Pinchazo, aviso, estocada y la oreja que faltaba.

Quedaba el sexto, Arropado, el último cartucho de Castella, que se encontró al toro más sin gracia de la tarde. Algo fallaba en la programación del animal. Con lo bien que los fabrican en Núñez del Cuvillo, éste había salido de gama baja. Así, a Castella le toca ponerlo todo y atacarse en busca del triunfo. Metido entre los pitones. Recortando terreno, dejandose rozar los tobillos. Tensión. Algún enganchón de más y una estocada de premio. El presidente no quiso responder a la petición de la segunda oreja, pero Castella dejó para sí la última ovación de la plaza, cuando José Tomás ya había salido por la puerta grande.

¿Javier Conde? Para él un par de líneas. Se lo pensó demasiado en el primero en busca de las musas y se le hizo tarde. Luego, se alivió y provocó la bronca.

1 comentario:

Paco Montesinos dijo...

Tu lo has dicho corridita, José Tomás debería elegirse "toros, toros", un torero tan poderoso como él.
No entiendo los pitos que recibío Conde en su primero. Lo del cuarto era de esperar.
Me gustó más José Tomás en su segundo por que resolvió las dificultades de la embestida, esa tanda de 7 naturales...
Castella estuvo muy dispuesto en los quites, pero bajo en la muleta, estoy cansado de ver el recurso final de los circulares, siempre es lo mismo.
Los presidentes me están gustando aguantado el tirón del público facilón de Valencia. Estamos en una plaza de 1ª.