insípidas elecciones europeas sólo para fieles e incautos

Los resultados son los que son. Gana la derecha. Pierde la izquierda, según a qué llamemos izquierda. Los nacionalismos del color que sean se mantienen y la nueva vía unipersonal, esa que se llama "el partido de RosaDíez", se mete otra vez. Y todos a tirar cohetes.

La participación también es la que es. Sólo ha votado el 46,02% del electorado. Es decir, los fieles de unos y otros, que han preferido ignorar la lamentable campaña electoral, esa que se ha centrado en la trama de corrupción Gürtel en el que está inmerso el PP de Madrid y Valencia, donde ha arrasado, o en los vuelos de Zapatero; y algún que otro incauto. Votos de castigo, pocos.

Sobre la patente falta de ideas de la clase política se ha corrido un tupido velo, porque si llega a ser por eso todavía se habría votado bastante menos. Aunque a los partidos políticos eso parece importarles poco, con lo que hay se conforman para concluir que la enésima revolución acaba de empezar, que tampoco deben ser tan malos y corruptos o que con la que está cayendo la derrota podría haber mayor. Oye, y a vivir.

Lo que más me llamó la atención es la falta de emoción de la noche electoral. La prueba, por televisión. Las diferentes cadenas en su mayoría optaron por seguir con su programación habitual visto el poco interés que despertaron las urnas ayer domingo con los votos destinados a Europa. Al parecer, la fiesta europea de la democracia no era beneficiosa para el share.