25 julio 2009

feria de julio 2009/ la culpa es de los taurinos



24 de julio de 2009, Valencia. Sexto festejo de la Feria de Julio de Valencia. Tres cuartos largos de plaza. Toros de Parladé para Morante de la Puebla, El Juli y El Fandi.
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Si se sienten estafados, si están indignados, si creen que les han tomado el pelo, si han salido de la plaza con un cabreo de tres pares, si son aficionados de pro o público de paso, si son unos iniciados o llevan años padeciendo la misma cantinela o si el espectáculo presenciado en la tarde de ayer en la plaza de toros de Valencia creen que no tiene que ver con el auténtico, genuino y ancestral rito de lidiar toros; no se preocupen, tienen toda la razón.

Si en cambio lo que les apetecía ver era la bulla festiva, la juerga y orejas a espuertas, disculpen, pero estaban en el lugar equivocado.

Uno y otros, los del primer y segundo párrafo, han de tener en cuenta --lo sepan ya o no-- que sin toro no hay fiesta ni verdad que valga. Y ayer pasó eso. El toreo, su verdad, no puede existir con toros sin casta, presencia --esos pitones, como los de primero, clamaban a after shave-- ni trapío, que es como fueron los de Parladé, procendencia directa Juan Pedro Domecq, ya que su hijo es el propietario.

No hace falta que busquen excusas en el palco ni que se ceben con el artista de turno. La cosa esta clara: la culpa es de los taurinos --de todos y empezando por las esferas más altas-- y este es el decadente espectáculo que de tanto apretar la tuercas es el que al final les queda. Que nos queda y que sufrimos.

El toreo del parar, templar y mandar se ha convertido un rara avis en estos tiempos. Hoy los críticos hablan de ochos y ochentayochos, de trenzas y tirabuzones para justificar lo injustificable. Hablan de una nueva pseudotauromaquia, que es la que se practica y roza la pantomima. Un mero recurso ante el mediotoro descastado y carente de poder que surte efecto y ante el que hay que tragar porque parece ser que no queda otro remedio.

Lamentablemente la plaza de toros de Valencia es la que más traga con todo esto. Es plaza de primera, pero los feriantes de postín saben lo aliviados que pueden pasar por aquí, y eso no es de ahora precisamente. Y saben también todo lo que es capaz de soportar el bendito público valenciano. Ya les pueden dar pases a granel, uno tras otro, amontados, ligados o de uno en uno, que se conforman con poder aplaudir los paseos de los espadas y sus desplantes. Lo del olé merecido ese ya ni se sabe como suena aquí. El que se lleva ahora es el bullanguero. Así, por ejemplo, el más sonoro que se escuchó en la tarde de ayer fue el que le pegaron a El Fandi cuando brindó al público y la montera cayó boca abajo. Algo tremendo. Y al final, al público valenciano lo que verdaderamente le interesa es cortar orejas y si al final sólo pueden contar una, como pasó, la decepción es gorda. Y eso, visto con frialdad, produce, con todos los respetos, muchísima vergüenza.

Morante fue el más sincero. El primero tenía que ser devuelto por inválido y por falta de trapío no tenía ni que haber salido al ruedo. Y el de la Puebla abrevió. Y no hubo musas, sino una espantá en toda regla. Ese Morante, capaz de lo mejor y lo peor, hizo lo peor que sabe hacer. Al segundo, que se quedó sin picar porque al presidente le dio por cambiar el tercio tras un tumbo y un puyazo ligero, ni lo quiso ver y así completó su pasó por Valencia sin dejar nada que llevarse al alma, con una buena colección de sartenazos con la espada y una bronca de las de época.

Así es Morante, un torero que no es capaz de justificarse. Justo lo contrario que El Juli o El Fandi.

Julián López lo intento sin demasiado compromiso, pero echando mano del efectismo que tan bien cunde por estos lares. Y al final nada. Tras una buena colección de pases, como Morante, El Juli llegó a la misma conclusión pero sin embroncar a nadie. Lo mejor su tarde fue el saludo capotero ganando terreno a su primero.

Y El Fandi se los llevó a todos de calle con las banderillas, pero luego quedó al descubierto si vulgaridad muleta en mano. Los dos a los que se enfrentó acabaron recortando el viaje por el evidente mal manejo de las telas, y aún así cortó una oreja. Y hay que decirlo, el sexto fue un buen toro que galopó y embistió con alegría. Es por ahora el toro de la feria y lo será hasta que no salte uno de Los Bayones o Adolfo Martín, que seguro uno cualquiera lo acaba superando porque tampoco es tan difícil.

Por cierto, entre las ternas que matarán las corridas de Los Bayones, hoy, y Adolfo Martín no la busquen que no hay ninguna figura. Y eso también culpa y responsabilidad de las más altas esferas del estamento taurino, es decir, de los propios feriantes de postín y sus secuaces.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En este comentario acerca de el Fandi, dejas al descubierto tu favoritismo por Morante, me dices que El Fandi, no sabe manejar las telas??
peor lo hizo Morante que ni siquiero lo intento, y decidio matar al segundo toro cuando este no era del todo malo (no niego que fuera malo pero no tanto como el primero)prefirio matarlo "rapido" (que no lo consiguio) antes que arriesgar.