19 de julio de 2009, Valencia. Feria de Julio. Novillos de Hermanos Martínez Pedrés (y un sobrero de Salvador Guardiola corrido en cuarto lugar) para Pedro Marín, Pascual Javier y Antonio Hernández. [VÍDEO]
Hay cosas que no se pueden tolerar. Y una es lo sucedido ayer en la Plaza de Toros de Valencia. Ser torero no es cualquier cosa, enfundarse un traje de lueces, tampoco, y la historia del toreo no se ha construido a base de favores a las amistades para que sus hijos tengan que llegar a algo en el mundo del toro por lo civil o por lo criminal. No, eso no es así. Y además, es una gran falta de respeto a la afición.
Una empresa, en este caso Serolo, no puede primar el interés de la amistad, en este caso con El Melenas, y anunciar a su hijo, Antonio Hernández, por encima del interés de afición y público, que es a quien de verdad se debe atender.
Pero el error se cometió. Se anunció a Antonio Hernández, que la pasada Feria de Fallas se llevó un cornadón de caballo, y cuando se vio huir al hombre --porque ya no es ningún chaval-- a las primeras de cambio, las voces del tendido no se hicieron de esperar señalando a la propia empresa. Las cosas así no son, y una buena gestión salvando no sin esfuerzo y trabajo un pliego leonino se puede mandar al traste con montajes así.
Porque la plaza ayer sufrió lo que no está escrito. La lidia del tercero fue tremenda para los que estaban sentados en el tendido viendo la incapacidad de un Antonio Hernández siempre a merced, huyendo y cuando no, desentendiéndose por completo de la lidia. Un auténtico desastre, en fin. Y será porque los milagros existen --que eso no está todavía claro--, en el sexto Antonio Hernández aguantó el atragantón para quedarse quieto y correr la mano. Emotivo el esfuerzo, de acuerdo. Le sonó la música. La echaba abajo la muleta y los remates salían de pura casualidad, pero tomando todas las precauciones posibles. Y al final, la cosa salió. La cogida estuvo siempre pendiente de un hilo y lo bueno es que no acabó de caer y no hubo drama ni sangre que lamentar y la tarde acabó en paz. Lo mejor ahora será no tentar más a la suerte.
La terna la completaban Pedro Marín y Pascual Javier, que lo suyo llevan en esta ilusión. Pedro Marín repetía por su triunfo en Fallas, con Puerta Grande incluida, pero esta vez no tuvo el día. Más intentando querer, pero sin acabar de conseguirlo y ni mucho menos poder. Así fue su primer trasteo a un novillo con hechuras, remate y cuajo de toro, que acusó la primera vara, pero que al desolladero se llevó algunas buenas embestidas que requerían de una muleta como más templada, con menos abuso de pico y mejor colocación. Pero como la generosidad valenciana no tiene precio, por su faena al cuarto le premió al albaceteño con una sana orejita que no hace daño a nadie por una faena eterna de la que sólo destacó una serie en redondo vibrante y la estocada certera y en el sitio.
Pascual Javier se cruzó con el mejor novillo de la tarde, el segundo. Tremendamente astifino, apuntó cierta flojera, recibió lo suyo en el caballo, pero a partir de ahí se vino arriba y empezó a hacer el avión por el izquierdo y luego más y mejor por el derecho. Y Pascual Javier estuvo lo mejor que pudo, y eso ya es bastante. Estuvo decidido, por eso brindó al público, y la faena le quedó aseada, más o menos limpia. Dando distancia y aprovechando las arrancadas. Pero al final una oreja tuvo sabor a aprobado justo. En su segundo se topó con el único manso del encierro que nunca acabó por emplearse.
Y los novillos fueron un lujo. Pese a la falta de rodaje de los tres espadas, la novillada de Hermanos Martínez Pedrés --procedencia Aldeanueva--, pura bendición por casta y seriedad en la presentación, fue la gran triunfadora con el único borrón del primero que fue devuelto por inválido. El primero bis se quedó con varias embestidas por ofrecer, el segundo fue bravo, noble y siempre a más. El tercero no desarrolló para mal pese a las mil perrerías que le realizó Antonio Hernández. El cuarto --el sobrero con el hierro de Salvador Guardiola-- pese a ser mal picado, se entregó en el peto, se dio un golpetazo tremendo cuando lo cerraron para el último tercio, pero se recuperó y acabó embistiendo vibrante por abajo cuando se la pusieron bien. El quinto fue el único que manseó en los tres tercios, y el sexto fue el bendito que le permitió a Antonio Hernández asentarse en el ruedo, y eso ya es como para ponerle un monumento. Por cierto, en éste José Manuel Montoliu hizo lo más torero de la tarde en un gran tercio de banderillas por el que se desmonteró con todos los honeres. Y por eso para él va la foto de arriba.
2 comentarios:
Pero esta es la Feria de Julio 2009 Andrés, uan feria en la que Serolo ha pessado en si misma, en sus amigos y familiares y poco mas.
Ya se que tu opinión es distinta, pero la de Julio, que es la feria importante de Valencia, no las fallas, es una vergüenza.
Si ves los carteles que el mismo Serolo ha presentado en El Puerto, Albacete y Palencia son infinitamente mejores.
Si quieren acabar con la Feria de Julio y limitarse a llenarse los bolsillos en fallas que lo digan, pero no nos organicen esta porquería de feria que esto saca a la afición de la plaza... y eso hace daño....
Aço era d'esperar i no vaig anar, no tenía ganes d'enfadarme,ni de patir. Ja ho diu Maestro: "El enemigo en casa"
Espere coneixert estos díes.
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