Mi sorpresa es mayor porque en aquellos tiempos uno no alcanzaba a tanto y porque hoy el Fino es el más perfilero de esta perfilera tauromaquia actual que sufrimos.
Vamos, que aquel Finito de Córdoba de principios de los 90 se me antoja un torero diferente, incluso de emocionante sabor añejo cuando sólo era un chaval que comenzaba en esto, y que ponía en práctica un concepto del toreo de enorme pureza y verdad. Nada que ver con lo que nos tiene acostumbrados de un tiempo a esta parte.
Córdoba, 23 de mayo de 1990, con un novillo de Torrestrella.
Madrid, 17 de mayo de 1993. La puerta grande del día del agua.
Madrid, 6 de junio de 1993. Dos orejas al toro Guapillo de Aldeanueva.
PS: Y ya que estamos, vayamos a aquello de qué es cargar la suerte. Ese ganar el paso hacia adelante, pisar los terrenos comprometidos y obligar al toro a romper la línea recta y dibujar el interrogante. De todas la explicaciones, la que más me gusta es la de Domingo Ortega, la que dio en su conferencia de 1950 en el Ateneo de Madrid:
Los aficionados tienen mucha culpa por no haber seguido fieles a las normas clásicas: Parar, Templar y Mandar. A mi modo de ver, estos términos debieron completarse de esta forma: Parar, templar, CARGAR y mandar; pues, posiblemente, si la palabra cargar hubiese ido unida a las otras tres desde el momento en que nacieron como normas, no se hubiese desviado tanto el toreo. Claro que también creo que el autor de esta fórmula no pensó que fuese necesaria, porque debía saber muy bien que, sin cargar la suerte, no se puede mandar, y, por lo tanto, en este término iban incluidas las dos.
Bien entendido que cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no se profundiza; la profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacia el costado.
Parar, templar y mandar. ¡ Ahí es nada! ¡ Se confunden tanto estos conceptos! ... La mayoría cree que parar, templar y mandar es esperar a que los toros vengan a estrellarse en el objeto, sin que el torero se mueva; esto es un error, porque si te paras, no puedes templar, y mucho menos mandar. Los toros, cuando más tienen que parar, templar y mandar es cuando más fuerza tienen, y es muy curioso que hoy, que se torea mejor que nunca, según tantísimos aficionados, son muy pocos los toros que se torean con el capote. ¿Y por que, si se torea mejor que nunca? Pues sencillísimo: porque no se ponen en práctica los conceptos que definen estas normas; por lo tanto, no se torea, se dan pases; eso sí, muchos pases."
5 comentarios:
Y después de suscribir hasta los puntos y las comas, me pregunto yo: ¿como algunos pueden jalear al pegapases o el tancredismo, voy más allá, decir que hoy se torea mejor que nunca y encima con toros domesticados o perritoros?
En cuanto a lo del Finito de Sabadell, esta clarísimo también, mientras tenga que hacerme un hueco si, después, eso ya no es toreo, lo triste que les pasa a todos.
Un saludo
Y aquí en Valencia lo sabiamos bien... Pero como dice Don Tancredo, mientras había que hacerse un hueco..... y ojo! que con el capote, aunque lo utiliza muy grande, las verónicas las podia llegar a bordar.
En fin.......
Ese vídeo, el de Valencia de novillero con el capote, es el me falta ver a mí.
un saludo.
Joder si consigue el a Finito de novillero en Valencia yo tengo vagos recuerdos de verle con mi abuelo cuando no era nadie y aqui lo lanzamos, pero de verdad este torero fue grande.
¿Y recordais el día del indulto de Damaso?, ¡Como estuvo finito esa tarde!
Maestro, yo no estuve en la plaza ninguno de esos dos días. Por aquel entonces me tocaba administrame la paga y elegirme las corridas.
Y cuando a Finito de novllero, vamos... más lejos me queda todavía. Pero me lo han contado infinidad de vece.
Y los vídeos estos son algo increibles. Tanto entonces y tan diferente, y ahora tan poco... Ay el fino.
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