Ya son más que conocidos los carteles. Ya no sólo están en "internet", también están en la calle. ¿Y qué hay?
La Feria de Fallas lo que tiene es más apariencia que cualquier otra cosa. Ni mucho menos es el ferión que intentan vender. Eso, lo de ferión, se sabrá una vez arrastrado el último de la tarde del 21 de marzo y el toro haya dicho la suya.
Mientras tanto lo que hay son 10 corridas de toros y sólo cuatro carteles, por no decir poco menos de tres y medio, realmente redondos, rematados o como se quiera llamar.
Enrique Ponce es la base. El mano a mano con El Juli se antoja amistoso en exceso. Ese día, el 16 marzo, el de Chiva cumple exactamente 20 años de alternativa. El día de sant Josep se ha rematado el mejor cartel con el propio Ponce, Castella y Manzanares, y la 'fartà' del cierre levanta suspicacias de tono festivalero. Luego de eso anoten los paladares más exquisitos la terna que conforman Aparicio, Morante y Cayetano.
¿Esas cuatro tardes sostienen un ferión? Pues tal vez no por mucho que se hayan esforzado en su producción Simón Casas y su equipo. Mas si los hierros anunciados esos días son los de Zalduendo, Juan Pedro Domecq, Núñez del Cuvillo.
El 15 de marzo, si no es por los toros de Fuente Ymbro, el cartel con César Jiménez, Matías Tejela y Luis Bolívar queda como demasiado previsible para un día como es el de la 'plantà' que supone el verdadero inicio de todo.
Para encontrar los verdaderos (pocos) atractivos de las Fallas de 2010 hay que irse a la tarde de los Adolfos con Calvo, Moreno y un enchufado El Califa. O a la de El Cid con los insultamente jóvenes Luque y Pinar y los toros de Alcurrucén.
Y más de uno puede que le sobren los mediáticos o una de las dos tardes de El Fandi. Pero es lo que hay. La cosa económica, pese a la televisión, no está para excesivos riesgos. El pliego reciente no es la mejor ayuda tampoco. La prueba es que estos carteles, por mucho que lo desee el diputado de Asuntos Taurinos Isidro Prieto, no son los mejores del mundo. Eso es evidente.
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