RTVE se ha lucido dando una lección de manipulación y antitaurinismo descarado. Ahora toca quejarse a través de la iniciativa surgida en el blog Los Toros en el S. XXI. Hay que hacerlo.
El tiquismiquismo social galopante y arbitrario la ha tomado con las corridas de toros. Los que viven de las Fiesta, sus medios y profesionales especializados y la afición han derrochado caspa, pobreza, han preferido obtener beneficios económico y/o políticos, y queriendo o sin querer han degradado sin rubor a la propia Fiesta hasta excesivos límites. Tanto, que muchos ven cerca su desaparición.
Su belleza, verdad, emoción y ética han quedado relegados y permisivamente maltratados por sus propios protagonistas.
Además, factores tan importantes en estos tiempos como la imagen (por su enorme presencia en la actualidad) o la pedagogía (por, justo lo contrario, su ausencia) han deparado esta situación: que un arte con siglos de historia como es la tauromaquia se encuentre en entredicho y sus méritos ninguneados por una gran parte de la sociedad.
A este punto se ha llegado por una total incompetencia a la hora de explicar la grandeza del toreo, de un animal único como el toro bravo y de un espectáculo que es aúna los más universales sentimientos que es capaz de reunir esto que todos compartimos: la vida.
Y ahora parece que no queda otra que soportar situaciones como que un medio público haga doctrina del antitaurinismo falseando la realidad ante el desconicimiento absoluto de los más pequeños. Eso es lo que ha permitido Radio Televisión Española.
RTVE ha emitido unos, en apariencia, inofensivos dibujos animados dirigidos a niños y niñas para manipular la corrida de toros desde la más absoluta irrealidad. RTVE es el ente público que no ve con bueno ojos de un tiempo a esta parte retransmitir festejos taurinos, que pone tantos reparos como puede para no herir sensibilidades en horario infantil, pero en cambio acaba de demostrar no tener ningún escrúpuculo en adoctrinar a los más pequeños desde los supuestos "valores" del antitaurinismo.
Y no ya por simple respeto hacia la tauromaquia como arte y expresión cultural, el prisma con que las corridas de toros deben ser explicadas, analizadas, debatidas o divulgadas merece una mayor amplitud que el de un perro volador humanizado y un matador dibujado como el malo de la película, por mucho que el tiquismiquismo arbitrario actual la haya tomado con la Fiesta de los Toros. Y el ente público ha caído ahí y Televisión Española ha manipulado la realidad.
PS: Parte de este post lo he enviado a RTVE a modo de queja a través de este formulario.
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