Vía :: Toro, torero y afición | Así debería ser (estar) la fiesta, según recoge la palabra del poeta Francisco Brines. Otra cosa es la realidad: por una oreja de más o de menos es por lo único que se lía gorda. Y, claro, así nos va.
Francisco Brines, de su artículo El arte del toreo. Del libro Sentimiento del toreo, del valenciano Carlos Marzal.
El delicado equilibrio del ser del toreo, (...), dicta altas y difíciles exigencias en los tres protagonistas de la Fiesta: el torero, el toro y el testigo. Arte, dominio y valor en el primero; en el segundo, la íntegra fortaleza en su impulso inocente; en el espectador, sensibilidad y conocimiento en la mirada, y lo que quizá resulte más paradógico para los enemigos de estas celebraciones: una extrema vigilancia moral. Y este es el delicado equilibrio que exige el toreo para poder seguir siéndolo.
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