Practicamente una semana sin extender unas líneas por aquí. ¿La culpa? Un tabaco que me ha puesto el cuerpo rondando los 39 incluso, que parece que cada mañana me levante con la peor de las resacas, y una garganta que siempre se queda más que expulsa.
Para estar en julio, un puto desastre que no sé si se originó en el exceso de españolismo que hizo incontrolable mi emoción al ver a esa selección ganar el Mundial de Sudáfrica ante Holanda. Después de sufrir lo que todos, acalorarme, abusar de los aires acondicionados ya antes, durante y también después, la verdad es que al día siguiente me habían dado definitivamente la puntilla y ya no fui capaz de volver a contar los valores de esta 'roja', hasta hoy ya a destiempo.
La euforia, conforme el nuevo estado de mi cuerpo, me duró sólo un rato. Mejor así. El hecho histórico lo apreciaba con otros ojos al tiempo que las celebraciones que me enseñaba la televisión las detestaba una tras otra y ponía (pongo) en seria duda los valores pedagógicos de la victoria. Total, fueron un par de días muy cortos para celebrar con escaso gusto algo muy grande que se había conseguido por primera vez en la historia. Más que suficiente.
Era mucho peor, sí, cuando los políticos aparecían velando armas en la víspera del Debate sobre el estado de la Nación. Sólo con escuchar ese nombre, un deseo: que se callasen todos como de repente, que ni por asomo un error en el manejo del mando a distancia me abocase a ese circo. Se puede decir que lo conseguí salvo pequeñas excepciones para dar rienda suelta a mis acalorados delirios entre tanta medicina.
La política no es como el fútbol. Tal y como está, ni te emociona ni es precisamente un juego sutil --tiki, taka--, qué va; la de aquí es marrullera, al estilo que sacó Holanda, hasta el aburrimiento para al final no dejar nada en claro entre tan palabrería sin contenido. Tan prescindible ha sido este Debate sobre el estado de la Nación que nadie se ha atrevido a decir si el ganador ha sido éste o éste otro. Ni para eso. Y lo raro todavía es que los políticos no sean primeros ni segundos (son terceros) en escalafón sobre los principales problemas de los españoles.
En una ámbito más doméstico, pero en mi estado de ebullición, noticias más cercanas incluso producían una pena que daba asco: cómo pueden dejar de creer los valencianos en quien un día lo fue todo para ellos. Qué sentimiento más feo. Aunque más feo todavía es enterarse de la situación en la que se manipula la información en la Comunitat Valenciana y lo que puede llegar a ganar su principal responsable, no ser capaz de decir ni mu y tener que tragárselo junto con unas dosis de ibuprofeno y otras sustancias más. Así funciona esto y así sigue, sin tener remedio.
Uno todavía sigue echando mano de la química, pero hoy mal que bien se ha atrevido a darle a la tecla y algo es algo. La visión de las cosas no es tan diferente.
2 comentarios:
Coño, pues si te descuidas es tu primer y último mundial. No te preocupes, estos días no te has perdido gran cosa, lo de siempre, robos al Juli, toros que se van sin torear, políticos que un día dicen una cosa y al siguiente otra, cuarenta grados en las playas, que cada día están más abarrotadas, con casi cinco millones de personas que no tienen nada que hacer, canciones del verano de cinco minutos de duración, escritas sólo con cuatro palabras, y algún que otro chaval que cae enfermo culpa de las fiebres, el estress y nunca nunca de los güiskis on the rooks... Jaja. Es broma, recupérate hombre, que a quién se le ocurre ponerse malo en Julio...
Saludos
Sólo a mi se me ocurre algo semejante... y con la feria de julio empezando..
Gracias y un saludo
Publicar un comentario