Catalunya está en manos del tripartit, una entente viciada por sus propias miserias a la que ya sólo le queda reptar hasta los próximos comicios. Ha sido un tiempo en el que falsas excusas de conveniencia han guiando los designios de una Catalunya al antojo de tres o cuatro. Política lo llamarán tal vez; o también la gran farsa.
La explicación reside en un continuo electoralismo, en la fragilidad nacionalista, en un contigo ni sin ti, en un pacto que se cumple según intereses, en los pedazos del puzzle de una Catalunya que se construye o se destruye según se agite el combinado al que ya se le han derretido los hielos.
Noviembre es el fin y a CiU se le va tendiendo la alfombra para tapar sus miserias. España, mejor dicho, el gobierno de Zapatero, parece decir que le toca gobernar. Sería lamentable para ellos el no llegar. El PSC de Montilla ya tiene asumido que se quedarán por el camino. Mientras en casa funcionaban sin el cristianismo conservador nacionalista, en los escenarios de la política mesetaria se veía justo lo contrario. Al menos son conscientes de que su tiempo por el momento ha finalizado.
ERC será quien tendrá que hacerse una idea del futuro que le aguarda. Su relación con el poder ha estado tocada por una altivez exagerada. Pero es que tocaron techo y no se dieron cuenta de ello. Incapaces de reconocerse a sí mismos, su desmesura fue mirarse en el vecino nacionalista conservador, sin nada que hacer y en el continuo 'adéu Espanya', la cantinela sempiterna --como el 'agua para todos' del gobierno de Camps-- para desviar atenciones y enardecer al personal más acostumbrado. Porque aunque suene extraño y parezca imposible, lo mismo que la gente se acostumbra a tragarse a Jorge Javier y a Belén Esteban, a cierta gente le ocurre lo mismo con ERC. Empaquetarlo saben, como el otro día en el que se prohibieron las corridas de toros en Catalunya, y Puigcercós, sí, creo que fue él, se retrató como un tipo con una misión universal en pos del futuro de la civilización mundial. Sólo le faltó rasgarse la camisa, sacar pecho y enseñar la 's' de Superman.
Lo mismo que CiU que pasaba por ahí, según Artur Mas, para dejar un futuro mejor a sus hijos, mientras el dinero público su partido según parece no lo ha manejado con una moral ejemplarizante para futuras generaciones. A eso los nacionalistas de ERC lo llamarían, ¿falsa moral cristiana? Probablemente.
Y queda Iniciativa, tan etérea, tan un poco de cada que reúne de aquí y de allá, que con lo que tiene o vaya a tener se darán con un canto en los dientes. Y pondrán su insoportable cara de buenos siempre y tan traquilos. Disfrutaran de las piezas del puzzle que le tocan mientras dure el chollo.
A todos me los imagino tensos de aquí a noviembre, porque agotadora debe haber sido la escenificación de esta farsa, ya en su agonía. Y a Catalunya me la imagino por fin tranquila, respirando hondo. Porque que te quieran inventar pensando en todo momento en coordenadas electorales recubiertas de charcutería fina y moralizadora no debe sentar muy bien.
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