03 septiembre 2010

asunción no, ¡un milagro!


Qué casualidad que socialistas madrileños y valencianos se hayan decidido por las primarias para esclarecer qué candidato, o candidata en el caso de Trinidad Jiménez, presentarán a las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo.

Por perfiles, también perfiles mediáticos, lo de Madrid se entiende. Si Tomás Gómez no es conocido, bastaría con ganarle a toda una Trini las primarias para pasar a estar en candelero. El partido me recuerda, salvando todas las distancias, al Hillary-Obama, sobre todo por ella y por la coincidencia del tinte. Ella es el nombre, la trayectoria contrastada, una de las ministras mejor valoradas y todo eso. Pero, ¿y él? Tomás Gómez es el desconocido, llega desde abajo, tiene poco que perder y mucho por ganar. Así que, lo que salga de las primarias para los socialistas madrileños será mucho mejor que lo que había.

El caso del socialismo valenciano podría parecerse, pero ni de lejos. En Madrid, aunque sea por ser donde los focos alumbran con más potencia, siempre hay donde elegir. València, en cambio, es desde hace mucho tiempo un páramo en lo que a socialismo se refiere y el grueso de la luz de los focos se los llevan siempre los mismos, a los que tanto les da.

Así, al PSPV eso de vivir en la Comoditat Valenciana le viene como anillo al dedo. Son ya tantos los años a la sombra que la sensación es que así fue, es y será por los siglos de los siglos: el PP gobernando y el PSPV y lo que cuelga, acomodados y pataleando de vez en cuando desde una segunda fila, pero en realidad sense alçar pols ni remolí.

Suena duro, pero a esto también lo llaman democracia. '¿Aspiraciones de gobernar, para qué? Con lo bien que se vive así, con las responsabilidades justas', dicen que se ha oído alguna vez en filas socialistas. Y así les va, que ya podrían existir varios Gürteles más, que la distancia entre PP y PSPV se antoja insalvable. Las actuales encuestas vienen a corroborar la situación.

Pero alguna que otra vez toca disimular. Será bueno mostrar algún tipo de reacción a menos de un año de una nueva cita con las urnas. Pues sí, al menos hacer como si se hiciera algo, que es lo que parece que es el movimiento de primarias que se prepara. A un lado, Jorge Alarte. Dos años como secretario general al frente del PSPV mediáticamente le han sentado insuficientes, y para templar a su partido, así así. Recordemos que llegó al cargo tras una comisión gestora y la dimisión de Pla por una obras en un cuarto de baño, ¿no?

Y al otro lado, Antoni Asunción. Toda una repentina aparición en la política valenciana, tal vez a causa de los calores recientes, para fingir unas primarias, hacer como si hacemos algo y tratar de vender la moto mediáticamente hablando. Pero si a estas alturas todavía estamos así, que poco hecho debe estar el mensaje, oiga. Si Asunción pasó a la historia como el ministro de Interior al que se le fugó un tal Roldán, Alarte no lo deberá tener muy complicado para ganarle las primarias.

Será un paripé en toda regla muy democrático, y todo por rascar titulares, segundos en radio, apariciones en televisión. Porque esto es así, porque se han dado cuenta de que hasta la corrupción ajena les juega en su contra, y a eso no hay quien le encuentre explicación. Gürtel a los socialistas valencianos les arrincona más.

Mientras Barreda en Castilla La Mancha se lo arroja a Cospedal o Fernández-De La Vega a Rajoy, la realidad de la Comunitat Valenciana es otra. Unos campan a sus anchas, como amos y señores del cotarro; otros se estrellan una y otra vez contra sí mismos y su escasa verdadera voluntad de cambio. Al PSPV o a Alarte, para competir por la Generalitat no le hace falta la resurrección política del Antoni Asunción, no. Lo que les hace falta a ocho meses de las elecciones no más Gürtel ni expectación mediática, es un milagro.

En los círculos cercanos a Zapatero lo deben saber de sobra. Por eso esto: ya les dejan hacer a los socialistas valencianos para ver si aunque sea por casualidad dan con la tecla.

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