27 septiembre 2010
bous algemesí 2010/ fin de fiesta triunfalista
La Setmana de Bous acabó con un triufalismo arrollador, con los cadafales con más fuerza que ningún otro día, como si aquello nadie quisiera que se acabara, como si lo poco que quedaba se quisiera aprovechar al máximo para poder soportar el año que queda hasta los próximos días de toros. "Sí, sí, sí, açò és Algemesí" gritaban los tendidos arrastrados por los más pequeños.
Este ambiente sacó a hombros por la puerta grande a José Arévalo y Esaú Fernández, que lidiaron junto al rejoneador Rubén Sánchez cinco novillos de Guadaira, bien presentados, nobles en exceso, pero sin la casta que cargase con una pizca de emoción sus embestidas. Por encima, el cuarto y el quinto. Y mejor Fernández que Arévalo. Por eso uno cortó tres orejas y el otro sólo una de cada uno de sus novillos. Cada premio, víctima del triunfalismo; el exceso mayor de todos fue sacar también al mayoral por la puerta grande. Eso sobraba.
Pero más allá del número de orejas, la tarde tuvo más diferencias de las que José Arévalo el que más será quien tenga que sacar más conclusiones. Por ejemplo, el paseíllo. Mientras Esaú Fernández iba a un ritmo normal. En cambio, Arévalo iba muy lento, demasiado, tanto que el sobresaliente, Pedro Herreros 'Lumbrerita', tuvo que aflojar el paso. El detalle sería intrascendente si luego durante la lidia no ocurriese justo lo contrario. Que Fernández fuese el que toraba más despacio y Arévalo el acelerado.
José Arévalo arreó con toda su fuerza sobre todo con el primero. Se fue a porta gayola, toreó a la verónica de rodillas, puso banderillas e incluso un par de las cortas, pero luego todo su arrojo se diluyó. Eran las prisas. Vibrante arranque de rodillas y a la primera serie derecho un enganchón, un tirón a destiempo y el orden y la limpieza se fue al traste y el toro se volvió áspero, que es lo normal cuando no hay temple, y todo se amontonó. La oreja cayó porque Algemesí es territorio conquistado por Arévalo, por su voluntad y por su efectividad a espadas.
Con el cuarto mejoró un poco. Sobre todo en redondo, porque al natural el Moncada necesita mejorar. Dejó con la diestra tres series muy por abajo, pero muy cortas, de sólo dos o tres y el pecho. Con vibración, algo aceleradas. De rodillas aportó largos muletazos, pero a punto estuvo de ser atropellado. El novillo, bueno, encastado incluso, muy entero y con recorrido. Por insistencia sobre todo, porque para el toreo hace falta un mayor reposo y menos prisas, y por una buena estocada cortó otra oreja, la que le abría la puerta grande.
El sevillano, espigado, y de nombre bíblico, Esaú Fernández tiene el don del temple, o al menos así quedó patente en Algemesí. Baja muy mucho la zurda y la mueve con temple y con mucha largura. Toda una gratísima sorpresa. Los mejores naturales del ciclo sin duda, y por partida doble. Tres tandas a su primero, con el añadido de un arrimón rodillas en tierra y estocada tras pinchazo. Oreja. Al quinto, más. El toreo, despacio. Mejor al natural, también. Pero alargó de forma excesiva la faena con añadidos innecesarios. Mató a la primera, y le concedieron las dos orejas. Tal vez le sobraba una.
El rejoneador Rubén Sánchez estuvo sin ajuste, pero queriendo. Con el rejón de muerte, mal. Al final se quedó con un par de ovaciones. Una tras su faena y otra en la despedida. El público cumplió su papel a la perfección en su última tarde y más que oportuna, merecida, fue la ovación a Pedro Herreros 'Lumbrerita', que ha ejercido de sobresaliente toda la semana y que se despidió con un quite por verónicas al quinto.
PS: Algemesí, hasta el año que viene. Porque pese a que muchas cosas se deberían corregir --mayor autoridad del palco, que las cuadrillas no campasen tan a sus anchas, que se permitan menos precauciones, que un pelín de cultura/educación taurina así en general para todos no vendría mal, ...-, da gusto ir por allí por el trato que se recibe y porque nos abren las puertas y nos dejan participar en tertulias y todo. Un placer.
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