De escandalosa puede calificarse la sobredosis de Banco Santander que padecimos ayer con la victoria de Fernando Alonso en el Gran Premio de Italia en el circuito Monza. Emilio Botín, sin duda, era quien más feliz estaba de la aquella estampa que debió costar una buena millonada.
Y hoy nos almorzamos con la noticia de que el BBVA ha alcanzado un acuerdo para esponsorizar ni más ni menos que a la NBA. La Liga española de fútbol se le ha quedado pequeña evidentemente e imágenes como la de ayer deben picar. Los delirios de grandeza de la banca española no tienen techo, mientras con la crisis un buen puñado de empresas han echado el cierre. Esponsorizar a éstas últimas --pequeñas y medianas en su mayoría-- no mola.
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