
Vía :: Redacción Atómica |
Hacía tiempo que la música no nos recompensaba así, aunque bien es cierto que prácticamente íbamos a tiro hecho. Asistir a un concierto de Arcade Fire es lo que tiene. Es una de las bandas del momento, e incluso más: la única a la que probablemente lo de banda se le quede corto y más apropiado resultaría referirse a los canadienses como auténtica orquesta. Los kilómetros y el palizón fueron recompensados con un concierto que rozó la perfección, intenso y emocionante de principio a fin, e incluso curativo. (...)
Foto :: Maxime Dodinet.
Wake up, el apoteósico cierre de Arcade Fire en el Palau Sant Jordi.
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