lo de victorino preocupa

Salvador Cortés con el sexto Victorino Martín.

 ¿Qué les pasa a los toros de Victorino Martín?

Visto Castellón, vista Sevilla, hay que destapar sin tapujos todas las dudas. No es que la ganadería esté que de pena. Siempre hay casos mucho más alarmantes y de doce toros cuatro o cinco han puntuado y ofrecido interés.

¿Pero es esto suficiente? No, ni mucho menos. Al conjunto de las dos corridas les faltó casta, poder, trapío y seriedad. Y les sobró sosería.

Esto es muy poco para el listón que de siempre han tenido los albaserradas de Victorino Martín entre la afición.

¿Cuáles son los cambios sustanciales que se han hecho de puertas para adentro y que son más que evidentes en el ruedo?

Si en Castellón los motivos para la alegría y la preocupación anduvieron más o menos parejos...

La tradicional victorinada de Castellón para echar el cierre de la Magdalena 2011 dejó varios matices que van de la alegría a la preocupación. Para alegría el tercero o el pitón izquierdo del cuarto, que todos humillaron o la casta por la que vendieron todos muy cara la muerte, con la boca cerrada hasta el final. Para ponerse a cabilar, la manifiesta y común flojera de casi todo el lote, la muy justa presencia, sobre todo por delante, o la falta de picante antes habitual.

En Sevilla se impuso lo negativo. Salvo el encastado segundo, con un emocionante pitón derecho por el que El Cid no acabó de cuajar, y un sexto al que algunos se han atrevido a calificar de 'toro artista' por la nobleza que le permitió a Salvador Cortés ejecutar buenos, lentos y profundos naturales. El resto derrochó vulgaridad y poco fondo, mejor: poco entrega. Es decir, muy poca casta.

Lo mejor de la tarde lo pusieron Padilla con un buen saludo capotero y una soberbia estocada. Lo mismo que El Cid, bien a espadas, y que respondió bien pero sin excederse ante el encastado segundo. Y el temple de Cortés. Los victorinos, a menos. Salvo dos. Demasiado poco para lo que era Victorino.


PS: En poco más de una semana veremos tres Victorino más en València. Eso es, veremos.