Foto bellísima de Jacobo Méndez que se ha convertido en un símbolo de las concentraciones del 15M en la plaça de l'Ajuntament de València por una mejor democracia y una sociedad más justa e igualitaria. Por eso, ¿no es una estupidez perderse en símbolos y nombres? ¿No es tiempo de ideas por el futuro de todos o es que estamos jugando? |
Es día de reflexión. Día desfasado. Va de retro, muy de retro. La información queda en la red, la red habla continuamente y además las plazas de las principales ciudades están pobladas de una importante multitud desde el pasado 15 de mayo.
La reflexión digamos que ya está hecha. No de hoy ni desde hace 15 días cuando empezó una campaña electoral, la más hueca que uno recuerda, sino desde bastante antes. Los políticos a muchos se nos antoja que andan en campaña desde hace mucho más. Hambrientos de votos en todo momento, de esos votos que les mantegan su posición, su corralito, los políticos se pasan en campaña legislatura tras legislatura. Mucha campaña y escasa reflexión es la que practican. Es demasiado poco un solo día para permanecer callados y reflexionar. Su nula reflexión les ha alejado definitivamente de la sociedad.
Desde el #nolesvotes a los movimientos #democraciarealya y el #15M pasando por quien lee estas elecciones autonómicas y municipales como si de unas generales se tratase. La pregunta: ¿Alguien trata de equivocar la cita con las urnas de mañana día 22 de mayo?
Y la reflexión en voz alta: ¿Votar? Sí. ¿A quién? Y es ahí donde las dudas se multiplican. La misma duda está en la calle y es TT en Twitter. Esta democracia se ha quedado corta y los partidos políticos, lejos, muy lejos. El bipartidismo al frente de las grandes administraciones no ha ofrecido soluciones, la crisis campa a sus anchas y el sector bancario y financiero por encima de las personas parece el gran beneficiado. Claro, no en vano es el principal sustento de lo que podría llamarse democracia capitalista. Votar, sí; pero a quién: complicado. Nulo, en blanco, a listas monoritarias o mayoritarias, pero con cabeza y pensando sobre todo en el castigo a un sistema que necesita urgentemente un cambio.
Los partidos políticos existentes o los que salgan tienen que adecuarse a la realidad y abrirse a las reforma. Y tienen que hacerlo sin miedo a perder su particular corralito.
Y para las municipales
Esta reflexión vale para unas elecciones autonómicas o generales. Para unas municipales en pueblos o ciudades donde las distancias se acortan y la política se puede ejercer de persona a persona cabe toda posibilidad. Las ideologías, salvo insalvables extremos, en esos espacios pueden compaginarse, compartirse y acercarse mucho mejor. Eso es la política y el secreto de la democracia, compartir. Las siglas ahí están demás. Las personas y los equipos, sus proyectos y garantías ganan independientemente de un partido u otro. Así, mientras todas las dudas revuelven mi voto autonómico, para las municipales en según qué municipio pudiese votar mi voto no tendría que ver uno con otro.
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