Vía :: Diario de Sevilla | El maestro Pepe Luis, Pepe Luis Vázquez Garcés cumplió ayer noventa años. Decano y protagonista de una época del toreo junto a Manolete. De él se decía que tenía un arte que no 'ze pué aguantá'. La entrevista la firma Luis Nieto.
-¿Qué recuerdos más vivos tiene del toreo?
-Ahora recuerdo más los comienzos y sobre todo mis vivencias en México. No sé por qué. La verdad es que cuajé varios toros en El Toreo y en La México y también en otras plazas de los estados.
-¿Qué faena le llenó más?
-En Valladolid, en España. Fue una tarde con ocho toros en la que toreamos Luis Miguel Dominguín, Manolo González, Litri y yo. Cuando terminé parecía que estaba en una nube. Vamos, como si no hubiera toro ni público. Lo más logrado fue con la muleta y la espada. Toreé muy despacio. Mis compañeros me aplaudieron cuando llegaba a las tablas y entonces me di cuenta de lo que había hecho.
-¿A quiénes destacaría de los toreros de su época?
-En primer lugar a Manolete. Era mucho Manolete. Además de su toreo era extraordinario con la espada y tenía mucha regularidad. Toreé con él muchas corridas. Admiro a Joselito, Belmonte y Chicuelo. Hasta en el campo te impresionaban por cómo se movían y se colocaban. Chicuelo con el capote era una maravilla. Y otros como Martín Vázquez y Curro Romero, que son toreros muy sevillanos; aunque, como siempre le he dicho, no creo en escuelas taurinas. O se torea bien o no se torea bien. Ésa es la verdad.
-Hemos perdido recientemente a Diego Puerta, ¿qué recuerdos tiene de él?
-El recuerdo más vivo que tengo de Diego Puerta es cuando quería ser torero y lo llevé a lo de Miura, a un tentadero. Aquel día lo cogió una becerra y lo hirió. Me lo llevé a Carmona para que le hicieran la primera cura. Puerta ha sido un torero muy valiente.
-El torero, ¿nace o se hace?
-Ambas cosas son decisivas. Desde luego hay que tener temple si uno quiere destacar como torero. Hay que torear despacio. Y para eso hay que conocer muy bien al toro.
-Me dijo Eduardo Miura que usted adivinaba las condiciones del toro nada más pisar el ruedo...
-Al salir el toro ya veía por dónde podía ir la cosa.
-¿Hasta qué punto influyeron sus experiencias en el matadero?
-En el matadero, con los becerros retintos, comenzaba uno a correr hacia atrás y acababan embistiendo cuatro o seis veces. Y ahí aprendía uno mucho.
-¿Qué diferencias hay en el espectáculo de su época a nuestros días?
-El toro tenía movilidad. Eso hacía que el toreo fuera diferente, con más emoción. Ahora los toreros parecen todos iguales. En cuanto al público ahora hay menos aficionados. Es un público más de ferias.
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