sobre el g10, los derechos de imagen y las "represalias"

¿Represaliantes y represaliados?

Ayer fue día de comunicados. Por una parte el G10, que se explayó como nunca, y por otra All Sports Media, con intención de marcar su territorio y contestar a Simón Casas tras presentar los carteles de Fallas y al resto de empresarios, sobre los que recaen acusaciones de "represalias" y de señalar "cabezas de turco".

Los del G10 llegan tarde. Dicen que hicieron todo lo posible por Catalunya, y Catalunya se perdió; que han apoyado la ILP, y la ILP se está sufriendo firma a firma; y que han mediado para no hacer de los toros una disputa ideológica, y tal vez por eso PPSOE se han puesto de acuerdo para prohibir la entrada a menores en Galicia y el G10 todavía no ha dicho nada. Y lo mismo con Quito, donde los únicos que lucharon de verdad fueron los aficionados tomando la calle y con la única ayuda de 5.000 miserables dólares tal y como confesaron en el pasado Fórum Mundial de la Cultura Taurina.

Dicen que, concienciados en las dificultades que encuentran los empresarios, defienden la bajada del IVA, cuando lo único que podría ocurrir es que, tal y como están las cosas, lo suban; y la reducción de los cánones que imponen las administraciones en la gestión de las plazas de toros.

Pero ahora lo que de verdad pretenden es que se les reconozca el derecho a defender y gestionar su imagen: algo totalmente legítimo. Los toreros se han permitido ser durante demasiado tiempo unas figuras irresponsables fuera del ruedo, permitiendo que otros pensaran por ellos, salvo contadísimas excepciones.

Pero comente el G10 un error si creen que a través del control de sus derechos de imagen van a conseguir una mejor y mayor difusión. De primeras, han equivocado la batalla. La difusión actual en televisión de pago con suerte --siendo muy, muy optimista-- alcanzará las 150.000 personas por retransmisión en directo y no pasará de las 5.000, en el mejor de los casos, con las repeticiones. Y de segundas, deben tener muy presente que su imagen va ligada a la del toro y, por ejemplo, no sería conveniente abaratar costes ganaderos para ellos asegurarse mayores ganancias, y eso según qué plazas es lo habitual cuando los G10 se hacen presentes. Otro ejemplo: si los derechos de imagen van ligados a toros como los 'lidiados' el pasado domingo por El Juli en La México, esa imagen vale muy poco o nada.

La alianza del G10 tras conocerse los carteles de Fallas ve "insólitas alianzas empresariales y pactos corporativos para malograr" su iniciativa. ¿Tan insólitas como la suya? Dicen, además, que "van a buscarse cabezas de turco" y que "van a producirse todo tipo de represalias" --como también recalca ASM--, "como ya se desprende de lo que ha sucedido en la feria de València", de la que se han quedado fuera algunos integrantes del G10 como Morante, El Juli, Perera o Cayetano.

El problema real dicen que no es económico, aunque también. Dicen que es cuestión de respeto. Reclaman el 50% de los ingresos de televisión y que no han pedido ni un euro más a la televisión, y que ese ha sido el objetivo de ASM. Y anuncian la creación de una fundación para la promoción, defensa y reivindicación de la Fiesta, y que ésta se financiará con el dinero recaudado de los derechos audiovisuales. Por fin llega la tan reclamada reinversión.

Todo perfecto, aunque llegamos algo tarde. Sólo una puntualización, "todas es reflexiones, compartidas por la Unión de Toreros", ya formaban parte de la preocupación general, y no precisamente de los que viven de esto, sino de los que con asiduidad pasan por taquilla. Así que "custodios de la Tauromaquia" no sólo es la Unión de Toreros en general ni el G10, que ha venido exigiendo fechas, carteles o ganaderías, en particular. Custodios somos todos y nadie puede decir "yo soy la Fiesta" sin contar con los demás ni provocando una maraña de desinformación cuando la situación pinta crítica, se ha vivido en una burbuja de irrealidad hasta el momento y la imagen tanto interna como externa no ha sido como para pavonearse. Esperemos que las cosas cambien por el bien y buena imagen de la Fiesta, y que la confección de la Feria de Abril no provoque otro enfrentamiento.