José Tomás, su entorno, sigue sin decir cómo será su temporada 2012. Ni València --probará suerte en julio-- ni Castellón --demasiado pronto dicen-- ni Sevilla --para variar, un año más sin acuerdo-- ni Málaga --rumor sin fundamento y la esperanza a punto de esfumarse-- han sido las elegidas.
A una temporada que arranca convulsionada y con ciertas sorpresas que buscan afianzarse entre una extraña cartelería, le falta por desvelar su gran misterio: el cuándo, dónde, cómo, con qué, con quién y por cuánto hará su aparición José Tomás. No se sabe y hay cierta impaciencia o, por el contrario, resignación.
¿Aguascalientes? Quién sabe. A saber cuántos están probando a ver si les toca. ¿Y eso, cómo se hace? Pues en principio parece fácil. Debe ser algo así.
Tú le llamas a José Tomás (o a su entorno). Le vuelves a llamar. Le explicas las fechas. Le cuentas lo mismo por mail. Le llamas para confirmar que ha recibido el mail. Quedas en llamarle más adelante. Le mandas otro mail para recordárselo. De los toros sabes que no te tienes que preocupar en un principio. Del dinero sí. Así que si todo sigue, le llamas otra vez y empiezas a hablar de ello. Si tienes mucha confianza a lo mejor quedas para comer y todo. Le cuentas cómo te fue la temporada pasada y la anterior y la otra de más allá, cuántos abonados tienes, cuántos tenías. Y para que no quepa ninguna duda, se lo mandas por mail. Y mientras haces tus cálculos, esperas.
Y un buen día te llama y te dice: Sí quiero. Es tanto.
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