Cuando un medio público se gestiona bajo el despilfarro de intereses partidistas y poco democráticos, pasa lo que ha pasado en Canal 9, donde últimamente para trabajar dicen que hay que ir con el carnet de determinado partido en la boca y los principios básicos de la democracia y la pluralidad informativa ya hace tiempo que habían sido desterrados.
El ERE propone el despido 1.295 trabajadores de una plantilla sobredimensionada por el intereses político y partidista de controlar una televisión pública y sus informativos. Y así ha sido: tal vez la mayorías absolutas que se han venido acumulando en los últimos años sean más importantes sean mucho más importantes que los 1.295 trabajadores que se irán a la calle.
Tal vez nadie quisó luchar por la televisión pública valenciana cuando de verdad se podía, por el mismo miedo a perder su trabajo. Pero ahora ya es irremediable. Como la CAM o tantas otras insntituciones, el ERE de RTVV es el paso previo a su defunción.
PS: Recomendable artículo publicado por Julià Álvaro titulado 'Epílogo' el pasado mes de junio en El País:
Seguramente este es el último artículo que firmo como periodista de Canal 9. Dado que ni milito en el PP, ni tengo cargo directivo alguno, ni soy un recomendado, cuando en los próximos días la dirección de Radiotelevisión Valenciana (RTVV) haga público el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), parece evidente que mi nombre estará en la lista y me iré al paro.
El ERE será el certificado de defunción de una cadena que lo tenía todo para ayudar al crecimiento democrático, económico y cultural del País Valenciano pero que ha acabado convertida en un barrizal por culpa, básicamente, de una recua de políticos y directivos corruptos e incompetentes.
Los trabajadores no estamos libres de pecado. Quiero empezar por reconocer que no hemos estado a la altura de nuestra responsabilidad social. Hemos visto como se iba degradando nuestro producto, nuestra televisión, y no hemos sido capaces de evitarlo; en la mayoría de momentos importantes, ni siquiera lo hemos intentado. Pensábamos que nuestros puestos de trabajo eran eternos y sabíamos que enfrente teníamos un poder político dispuesto a todo. No queríamos problemas.
[SIGUE]
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