26 marzo 2013

fallas 2013: así arranca la temporada, así está la valència taurina


Dejar pasar un tiempo tras las Fallas. Porque el final distorsionó. Porque no todos los días los astros se ponen en fila para ver a una plaza de toros amorantarse. Porque València lo necesitaba: eso, que Morante de la Puebla se pusiera a crear una obra de arte, y la crease. Y Daniel Luque aprovechase con acierto las embestidas del último toro de la feria para rematar un triunfo, el de más peso de todo el ciclo, porque también demasiadas embestidas se habían ido.

Ya ha pasado una semana de aquello, de la cremà. Tiempo suficiente para pensar, repensar, sacar números y conclusiones. De las noticias directas de la empresa, dos datos: "se han vendido 400 abonos menos y la venta de entradas ha caído un 13%". Eso decía Simón Casas en la presentación de la feria de San Isidro de Madrid. Y si eso decía, puede ser incluso un poco más. Menos no sé. Las cifras siguen la tendencia que marcan el resto de espectáculos culturales. Por ejemplo, escalofriantes son los números del teatro con una bajada de público del 31%. Las cifras que dio Casas de València quedaron reflejadas muy a las claras o más en el cemento de los dos primeros ciclos falleros. El tercero, ya incrustado en el grueso de las fiestas, se defendió bien, aunque puede hacerlo mucho mejor. Porque hay que recordar aquello de la feria de las novilladas, la de los encastes y la de las figuras. El concepto, bueno; pero no son tiempos conceptuales. Está claro. O se hace o mejor no hacer nada, que en muchos casos también es acosejable, pero para comprar y vender conceptos parece que no. Decirlo a toro pasado es lo fácil.

Dos análisis merece la Feria de Fallas: el socio-económico, preocupante; y el taurino-artístico, igual de preocupante o más. Uno y otro, aunque parezca que no, mantienen una muy estrecha relación y no pueden desvincularse como factores totalmente extraños uno de otro. El punto que los une es la misma ilusión, la pasión. Y de pasión e ilusión ha faltado: en los tendidos (lo socio-económico) y en el ruedo (lo taurino-artístico).

El termómetro se puso bien alto con Román, que volvió a sorprender con su zurda justo un año después de su puesta en órbita. Transmitió una gran ilusión de nuevo, pasión, felicidad y ganas de estar ya mismo en el futuro que se adivina en sus condiciones. Muchas cosas. Había aficionados ya mayores que juraban que viendo a Román se habían quitado 30 años de encima de una tacada, o con uno de esos naturales larguísimos y de mano baja. Pero a Román esa misma tarde se le salió el hombro de una mala voltereta a causa de un golpe de viento.

Y así, la ilusión provocada en el mismo arranque fallero, se dislocaba. Román pasaría el resto de feria con cabestrillo y el viento que lo había descubierto y provocando la voltereta se quedaba por el resto de los días para dar por saco durante la semana que había por delante.

Fue un mazazo a la ilusión, sí. La baja de Román al día siguiente y al otro se notó. La apuesta por los nuevos valores de la novillería les cogió a estos demasiado tiernos, y la feria de repente perdía el ánimo. El tiempo ya no acompañaría y el ciclo de los encastes pesó como una losa. En todos los aspectos: tiempo para acordarse de la crisis, la metereología, la falta de oportunidades para los más modestos --y más ahora-- y hasta del pliego que rige la relación entre la empresa Simón Casas Production y la Diputació de València.

El pliego es un palo en la rueda a la misma Tauromaquia desde el primer momento. Y así lo demuestran los resultados de fondo de coso de la calle Xàtiva en los últimos años, más allá de la crisis y la espantada de las figuras ante los grandes compromisos.

El pliego desde un principio aquí ya lo tachamos de intervencionista y que el canon --más de 360.000 euros por tener la plaza a disposición sólo 60 días al año-- era abusivo y hoy todavía lo es más. En el fondo, la cantidad del canon no es más que la cuenta de la vieja a favor de la Dipu tras hacer la resta de lo que se llegó a pagar al año por gestión total de la plaza de toros de València entre 2006-2009.

LA CUENTA DE LA VIEJA
SEROLO 1.000.000 aprox. x 365 días = 2.739 euros/día 
SIMÓN CASAS PRODUCTION 360.000 aprox. x 60 días = 6.000 euro/día


Por lo tanto no se puede decir que este último pliego mejorase al anterior y luego, además, contar con la reforma de la plaza y el encarecimiento (otro palo en la rueda, esta vez a la afición) de las entradas, que es otro de los problemas.

Aclarado el problema 'pliego', sin duda el principal para poder mejorar la situación actual de la Plaza de Toros de València; toca replatearse otros ¿Es muy larga la feria o son muy caras las entradas para según qué días? Con lo que ahora te cuestan dos tardes de toros en sol antes de la reforma (hace cuatro años) podías ir tres tardes. Defender la feria de los encastes con un tiempo desagradable, entre semana, en días laborables, antes del inicio de las fiestas y a 30 euros la entrada, es muy complicado y hoy, desde el punto de vista de muchos bolsillos, prácticamente imposible. Por lo tanto, el descenso de público entra dentro de lo razonadamente comprensible.

Y si a eso le añades la falta de emoción-pasión-ilusión tan necesaria en este espectáculo, todo encaja. Hubo tres golpes fuertes de esos en todas las Fallas, solo tres: Román, la mediática y el de Morante ya al final. Dos fueron llegaron provocados por la intensidad del toreo, esa conjunción toro y torero. Luego hubo varios fogonazos de pasión interrumpida: los tercios de varas de Sandoval y de banderillas con Adalid en la de Miura o el golpe sobre la mesa de Iván Fandiño que pedía a gritos bravura que le embistiese para cerrar su triunfo.

Lo de la mediática es otro rollo con dos lecturas opuestas: la de la felicidad o la de la indignación. Se indignaron los que llevaban una semana de toros con casi nada que llevarse al espíritu y vieron con qué tan poco se triunfaba en la plaza de toros de València y fueron felices los que vieron satisfechos sus deseos de principio a fin, porque eso sí que se notó: era un público deseoso. En su mayoría venían sólo un día, ése.


Los toros son ilusión, pasión, emoción y ya que estamos, competencia también. Y eso le faltó a la Feria de Fallas, que ya de por sí acusó de forma notoria la coyuntura socio-económica, que más que algo pasajero diría que ha venido para quedarse por una buena temporada.

Faltó pasión en el día de mayor expectación, el 16 de marzo. Ese día tocaba que la gente saliese toreando por las calles sí o sí. En bandeja lo puso la corrida de Garcigrande a tres que se hacen llamar máximas figuras, pero a Castella, Manzanares y Talavante les faltó el punch necesario para poner las peras a cuarto. Y cuando no fue la excusa de la espada fue la ley del mínimo esfuerzo o el toreo mecánico y pegapasista.

La ilusión-emoción-pasión prendida por Román cuando Valencia ni siquiera olía pólvora se desvaneció conforme la feria avanzó. Fogonazos en la casta de 'Aviador' de Adolfo Martín, en el sentido del espectáculo y de la lidia total de Javier Castaño y su cuadrilla y, sobre todo, en el hambre por querer codearse con las figuras de Iván Fandiño.

Lo de Iván Fandiño fue punto y aparte. Actitud de figura, valor sin mesura y la intención de salirse del mapa. Pero en su camino se cruzó la desesperante mansedumbre para torpedear lo que era el plan de triunfo. Quedó en un grito desesperado.

Las Fallas ya estaban en la calle y la feria seguía sin romper. Comenzaban las fechas fuertes. No hace ni 10 o 15 años València llenaba su plaza sí o sí desde el día de la plantà al de la cremà. Y hace menos, también. Pero claro, el pliego era otro, el precio de las entradas también y la ilusión y hasta los carteles. Fallas era feria de dobletes y hasta de tripletes y con Ponce tirando del carro. Lo que está claro es que Ponce ya no puede ser la base.

La pasión y la emoción juntas una de las traducciones que tiene es la de la competencia y eso también faltó. Los carteles eran de no agresión y que cada palo aguante su vela. Ante ese panorama brillaron los versos libres: un Padilla capaz de todo por afianzarse como un novillero en su nueva situación en los carteles fuertes, un Daniel Luque que estaba en la feria como de relleno y un artista total como Morante de la Puebla, que dijo voy y embriagó a todos.

El caso de Perera merece una mención. Sitio y capacidad quedaron patentes. Se jugó el tipo, pero le faltó competencia además de sentido del espectáculo. Dos cosas que mejor si van unidas. La línea que separó el trofeo conseguido del aburrimiento fue demasiado estrecha.

Y ya que estamos ahí, toca detenerse en la corrida de Jandilla, triunfadora de la feria. Como la de Garcigrande, pero en formas distintas, también dio motivos sobrados para el triunfo. Y éste tampoco llegó. La feria sumaba menos motivos para enganchar. Por eso es para dar gracias que Fandi y Cordobés a su manera le dieran fiesta a una de Núñez del Cuvillo, aunque lo que de verdad se nos quedará en la memoria son dos tandas en redondo de un Finito de Córdoba con mucha torería que desparramar.

Lo de Román, a quien solo le dieron una oreja por la racanería de un palco presidencial que no supo calibrar el momento, las ilusiones generadas y sobre todo lo que estaba y está por venir, llegó el momento en que era de dos orejas y pico visto lo visto.

Y de repente, el día de Sant Josep, corrida avanzada y como predestinada a meterle el más feo bajonazo a la Feria de Fallas con la invalidez de los de Juan Pedro Domecq, llegó Morante y se puso a crear de donde no había apenas casta, y a torear despacio, y a desatar la locura, la emoción, la pasión, la ilusión del toreo sentido. Tal vez por eso Morante solo hay uno y a los demás les exigimos demasiado.

En definitiva, tras las Feria de Fallas 2013 la Plaza de Toros de València está como está:

- Por un pliego que no da apenas margen de maniobra para programar calidad a la empresa Simón Casas Production.
- Por los precios de unas entradas que para según que tardes son más bien prohibitivos tal y como están las cosas.

Así empieza la temporada a la espera de las grandes citas de Sevilla o Madrid:

- Con falta de emoción-pasión-ilusión en el escalafón actual y que por lo tanto no transmiten.
- En consecuencia, por la falta de competencia en citas de importancia como València.
- Lo que vincula y agudiza los problemas socio-económicos al problema taurino-artístico.

Queda mucho por hacer:

- La empresa Simón Casas Production ha indagado en nuevas formas de promoción, difusión y comunicación de la Fiesta.
- Los resultado son esperanzadores.
- Pero una cosas está clara, y es que está nueva vía exige la necesaria modernización-actualización de la empresa taurina en sus formas de hacer y mentalización.
- Tendijo Joven es un referente de ilusión en la plaza, ahora queda sacar de ahí a un puñado de buenos aficionados, que ya los hay. 



Feria Fallas 2013 resumen plaza de toros valencia from cornadasparatodos on Vimeo.






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