06 junio 2013

la gloria de los invisibles, por francisco apaolaza

Vía :: Las Provincias | Un reportaje de Chapu Apaolaza sobre la tarde de toros histórica que cuajó la cuadrilla de Javier Castaño en Las Ventas.


Cuando David Adalid puso el tercer par al quinto toro de Cuadri, una de las banderillas cayó al suelo. Como un niño rabioso llegó a las tablas y dio un puñetazo contra la madera. Todo habría acabado ahí si el matador Javier Castaño no le hubiera cedido el protagonismo. «Ahora pide permiso, ponle otro par y revienta esto». El presidente dijo que sí y después todo pasó muy rápido: las banderillas en el morrillo del toro, Adalid saliendo del encuentro torerísimo, como Lawrence de Arabia en el tren por el desierto, la aclamación cerrada y larga, sostenida hasta que los tres peones desmonterados y el picador Tito Sandoval echaron a andar de la mano de la gloria. Mientras tanto, en la misma circunferencia, Javier Castaño y el astado esperaban a la faena de muleta. ¿La cuadrilla dando la vuelta al ruedo mientras el matador aguarda? Nadie recuerda que hubiera ocurrido antes algo así. No importaba. En sus dos toros habían estado para ponerles un piso en la calle Alcalá. Desde el tendido les decían «¡torero!», los desconocidos se abrazaban entre sí y a más de uno se le mojaron los ojos. [SIGUE]

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