Y ahora, como hablar de toreo, de toros, de matices y profundidades es demasiado enrevesado, hablamos de orejas de más y de menos. Al final, todo esto da más de sí que una mera puerta grande. Da para largar y marear la perdiz un rato largo. Y al final, en vez de a emocionarse del toreo, uno va a las plazas de toros a pedir cuantas más orejas mejor. Y así nos va, que nos mojan la oreja por todas partes.
Pero lo que de verdad nos importa: ¿Talavante en Fallas una tarde o dos?
Unos con la matraca de la orejica q había negado un presidente postizo y ellos sonriendo...
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— Andrés Verdeguer (@verdeguer) octubre 18, 2015
Los toros traídos bajo el brazo cuelan, 2 a corrales, pero al final uno vale, faenón y la culpa del presi. Plan perfecto. ¿Dos en #Fallas?
— Andrés Verdeguer (@verdeguer) octubre 18, 2015
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