Andy Younnes se ha convertido en la primera gran sorpresa
de la Feria de Fallas 2016. Puerta grande para un francés que hace un
rato era un desconocido en Valencia. Probablemente hacía años que los
toros de Fallas no traían este rumor tan ilusionante. El toreo es el
arte de la sorpresa y lo imprevisible, y en esta feria fallera hay
motivos para el misterio y la ilusión. Un tal Younes de Arlés ha sido el
primero en dar en la diana y, la verdad: nadie se lo esperaba.
La novillada de López Gibaja fue una apuesta por la
mansedumbre y la falta de raza. Un lote descompuesto y desigual que no
había por donde cogerlo. Ni la forma en la que se enlotó tampoco había
quien la entendiese. Los más montados por un lado y avacados por otro se
los endilgaron, repartidos, a Chover y Varea. Para el francés Younes
los mejor hechurados, bajos y armónicos, que al final sacaron mejor
fondo o al menos se dejaron. A veces la lógica funciona. Aunque lo que
realmente sorprendió fue la forma de embestir del cuarto.
‘Berrisquillo’ fue el tercero. Lució otra hechura, otra
expresión respecto a los novillos que le precedieron. Castaño claro,
abre la cara, pitones astifinos. Más bajo y hondo. Roza los 500 kilos y
se lleva una ovación de salida. Y en efecto, en las telas se ordena de
otra manera: descuelga y se entrega en el recibo capotero de Andy
Younes. Como toda la novillada, se picó faltal.
El brindis del francés al público es recibido con absoluta
frialdad. ¿Será por el idioma? Pero lo que tiene el toreo y su lenguaje
universal: todo cambia en décimas de segundo y el de Arlés de repente
caía en gracia y el público lo acogía. Un inicio emocionante con un
cambiado por la espalda en los medios. Otro más. Las zapatillas
atornilladas, el aguante y de repente una tanda reunida por la mano
derecha; vertical la figura, asentado, como dormida la expresión. El
toreo es tener algo que decir y decirlo.
Siguió por la frescura y el desparpajo. La facilidad de no
dar puntada sin hilo. La mano por abajo. Fibroso, jugando con el factor
sorpresa y ese temple que traía por fin el de Gibaja. Y sobre todo, el
remate de un estocadón de efectos fulminantes. Como para negarle el pan y
la sal. Una oreja, la primera de Fallas 2016.
La versión de Andy Younes mejora en el sexto. Un burraco
armónico y largo, que tuvo prontitud al cite e incluso en el peto. Ahí
Younes saca a pasear el valor. El frío que caía sobre los tendidos a
esas horas lo sacude el de Arles empezando faena en los medios y con las
dos rodillas en tierra. Al segundo envite una parón de escalofrío y el
aguante donde la mirada de un toro lo pone todo a hervir. En redondo
traga y tira con temple, sin alivio y despacio, al abrigo del tercio.
Los terrenos donde embisten casi todos. Muy vertical. Al natural
definitivamente convence. Deja la tela reposada sobre la arena. Sin
estridencias, bien agarrado a los riñones. La muleta la mueve como seda,
muy sutil, el hocico pegado a los vu. Firmeza y el pecho ligado sin
mover un pie. La sorpresa. Los pitones por la barriga y un arrimón final
propio de un matador de toros. Pinchazo hondo y un descabello
aguantando el arreón. Otra oreja y el primer campanazo fallero que lo
daba un francés yéndose por la puerta grande.
A Jesús Chover le correspondió la papeleta de romper plaza y
feria. Mientras unos y otros se daban abrazos y la gente se saludaba en
los tendidos feliz por su vuelta al coso de la calle Xàtiva, Chover
recibía por largas cambiadas de rodillas. Cualquier forma es buena para
prender la mecha.
Se jugaba mucho Chover. El primero no tuvo gracia, le tocó
burlar al viento y las embestidas sin entrega del tal ‘Cánido’. Muy
engallado y montado siempre. Lo más lucido fue al natural. Conectó
Chover por la zurda. Escuchó el olé, sonó la música, pero no hubo
continuidad y la faena se alargó. Hasta para matar mantuvo la cara alta
un novillo, que desde la falta de voluntad y raza siempre tendió a
taparse. Mal con los aceros y dos avisos.
‘Berrisquillo’ fue avacado y muy vareado. Impropio. Se
tapaba por lo descarado y engatilado que era de pitones. Chover
respondió toda la tarde de capa. Chicuelinas, espaldinas, tafalleras y
verónicas. En el último tercio del cuarto, lanzó la moneda. En los
medios y de rodillas. ‘Berrisquillo’ se puso a embestir como un tren.
Muy bruto, pero emocionante. Persiguiendo las telas con codicia. La
velocidad siempre la impuso el novillo. Chover nunca redujo ni se impuso
a la embestida. Ovación en el arrastre para el de Gibaja, que no
borraba el petardo del conjunto del encierro, y silencio de los que
duelen para Chover.
Varea se estrelló contra un lote infumable. Montado el
primero de su lote. De nula entrega. Siempre queriéndose ir y gazapón.
El de Almassora no tiene más opción que dejar cuatro detalles: La media
que abrocha el recibo, los doblones de inicio que van del tercio a los
medios y cinco pinceladas por abajo aprovechando la querencia. Nada más.
Y si el tal ‘Hortelano’, que así se llamaba segundo, fue un
mulo, el quinto fue ya un manso pregonado. ‘Floro’ se llama la prenda
para más señas. Siempre huyendo y barbeando tablas, incluso tratando de
brincar al callejón. Para Varea y la lidia, misión imposible. Por
cierto, ¿quién elegiría esta novillada para Varea? El único que se pudo
lucir con el ‘pregonao’ fue Diego Valladares, el tercero de la cuadrilla
de Varea. Arriesgó en dos pares de dentro a fuera al manso y puso la
plaza en pie. Fue junto a Younes el triunfador de la primera de toros de
estas Fallas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia, 11 de marzo de 2016. Primera de la Feria de Fallas. Novillos de López Gibaja desiguales de presentación y desrazados en general, destacó el cuarto por su emocionante embestida. Jesús Chover (silencio tras aviso y silencio), Varea (ovación tras aviso y ovación) y Andy Younes (oreja en ambos y salida por la puerta grande). Un cuarto de entrada (unas 3.000 personas).
Plaza de toros de Valencia, 11 de marzo de 2016. Primera de la Feria de Fallas. Novillos de López Gibaja desiguales de presentación y desrazados en general, destacó el cuarto por su emocionante embestida. Jesús Chover (silencio tras aviso y silencio), Varea (ovación tras aviso y ovación) y Andy Younes (oreja en ambos y salida por la puerta grande). Un cuarto de entrada (unas 3.000 personas).
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