No hace demasiado, los magnos festivales en las grandes plazas salían como un tiro. Aquel Soro desahuciado para el torero en el 95, tenía dos festivales en el 96 y 97. A Montoliu se lo llevaba un toro un primero de mayo y el 31 del mismo mes todos los toreros que había tenido hacían el paseíllo en su honor. Por no hablar de aquel mítico del Nevado del Ruiz. València durante muchos años programaba el del Montepío de Toreros bien en abril o a final de temporada, pero también se perdió.
Ha llovido desde el último festival benéfico en València. Fue el 16 de octubre de 2009, lo organizó Serolo para despedirse de la plaza --acababa su gestión-- con un gesto relevante, un festival a beneficio de la Casa de Caridad, que ya entonces estaba a pleno rendimiento con el reciente estallido de la burbuja y de la crisis. Se anunciaron el rejoneador Manuel Manzanares, los matadores Espartaco, Ponce, El Fandi, Manzanares, Perera y Talavante y el novillero José Arévalo, que fue la gran sensación. No se alcazó la media plaza.
Mañana 8 de octubre la Plaza de Toros de València, siete años después, vuelve a abrir sus puertas con un festival taurino. Esta vez es a beneficio de la Fundación de Oncohematología Infantil y es el sueño de niño.
El cartel es histórico: la Edad de Oro de la tauromaquia valenciana se junta por primera vez en un mismo paseíllo: El Soro, Enrique Ponce y Vicente Barrera. Y además Román, que es el futuro y la continuación más sólida de todo aquello. Rafaelillo que tanto ha hecho también por el festival, Ginés Marín, que sustituye a José Garrido, y el novillero Fernando Beltrán completan un cartel que merece una excelente entrada. Es una cita histórica. Es una jornada donde el toreo vuelve a mostrar toda su solidaridad.
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