Sí, en cambio, la embestida entregada en los tres tercios, de las que no hubo. Traté de imaginarme a los novillos de Los Chospes con un año más, ya de toros y me venía a la memoria la de hace un año, cuando la cornada a Fernando Cruz. Es el novillo más fácil de convencer, aunque las tablas del novillero también sean menos, y aunque sea rechistando siguen las telas, pero no podía de dejar de ver entrelíneas enormes dudas, síntoma de descastamiento, a los novillos, además de una clara flojedad.
De la novillada salió triunfador Rubén Pinar, más placeado, tras cortar una y una. Toreó con tablas y gancho en los tendidos y recetó dos soberbios espadazos. Más calidad tuvo el toreo de Juan Luis Rodríguez, aunque sólo cortó una orejita. Mientras que el local Pedro Herreros "Lumbrerita" hizo cuanto pudo y estuvo más que digno, aunque el cuarto se le acabó yendo.
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La segunda con el hierro de Fuente Ymbro marcó tendencia a la baja. De menor presencia, vimos a los novilletes derrumbarse, aunque eso sí, sacaron nobleza. Abría este cartel Cayetano García, hijo de Julián García, matador de toros y amigo del empresario Sebastián Rodríguez. Un papeleta, Cayetano ofreció una impresión muy pobre. Incapaz de hacer el toreo, de gobernar cada embestida. La impresión era de que quien toreaba eran los propios novillos. El primero le mandó en los terrenos y cuando Cayetano se metió en los adentros, lo volteó sin consecuencias. El segundo, encastado, llevó a Cayetano a terrenos cercanos a toriles y allí acabó medio aburrido el animal y el novillero en una actitud difícil de comprender siempre con la muleta hecha un ovillo en una escena en la que llegaron a sonar dos avisos. A su favor, que mató por arriba a los dos al primer intento y eso siempre es de agradecer.
Había amplia diferencia con sus compañeros. Sobre todo cuando José Manuel Más se abrió de capa y a la verónica fue ganando terreno al saludar al segundo. También luego en su colocación, medio pecho e intentando cargar la suerte y bajar la mano. Buena impresión en el primero de lenta embestida y al que toreó muy templado. Con el quinto estuvo más acelerado y le costó más acoplarse. Lo consiguió tras corretear demasiado y hacer aparente la ligazón, pero aún así tras buen espadazo la gente sorprendentemente le pidió la oreja que fue concedida.
De Miguel Tendero el aficionado medio valenciano sabía de su buen toreo.El primero de su lote fue descaradamente mirón, pero no fue inconveniente para que Tendero no hiciese el esfuerzo de forma serena, presentando bien la muleta y aguantando parones a la altura de los muslos. En éste dio una vuelta al ruedo, y con el sexto mantuvo la dignidad aunque el novillo le protestase.
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