"La entrecortada y llorada, aunque leída y archicocinada alocución de una hija del último asesinado por ETA tenía una sola pero trascendental función política: absolver al PSOE en los telediarios del pecado mortal y criminal de tratar como si fuera un político más al pistolero que ha matado al padre de la muchacha. Seguramente, la manipulación ha sido eficaz: la identificación con la última víctima del terrorismo era automática, y la empatía con las huérfanas y la viuda alejaba o difería cualquier reflexión racional sobre la auténtica razón del crimen, que es que la ETA va a seguir negociando con el PSOE, golpe a golpe y muerto a muerto, porque el PSOE así lo quiere."
1 comentario:
Desconozco si es el diablo o no -algo debe de haber en alguien que militó en el PSUC y en Bandera Roja-.
Lo que sí tengo claro (tanto como el que soy con orgullo uno de esos que no votó el pasado domingo en protesta por el patético sistema que tenemos, al igual que por lo poco que creo -por desencanto- en este país), como decía, lo que sí tengo claro es que nunca he visto declarar a una hija tras matar a su padre en democracia que lo han hecho "por ser socialista", a la vez que, en su dolor -¡vaya casualidad!-, animaba "a ir a votar" -imagino que no al PP, al PNV o IU-. También tengo claro que nunca había visto a Patxi López portar el féretro de un compañero hasta este último muerto -¡vaya casualidad!-. Y también tengo claros otros síntomas como, por ejemplo, que Cháves se desplazara de Andalucía al entierro cuando nunca lo hace.
Yo, todo eso, lo tengo claro -y creo que se lo que significa-. Finalmente, y enlazando con el principio, ni creo en demonios ni en santos, pero sí creo en lo que yo veo.
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