22 julio 2008

feria de julio: se rifaban

Valencia, 21 de julio de 2008. Toros de El Torero, para Vicente Barrera, César Jiménez y Alejandro Talavante.



Valencia, su plaza de toros, no debe tragar con una corrida como la de ayer. No debe conformarse con la mitad. El toro anovillado, sin remate, el que que intentan tapar por su cara, y luego acaba con las puntas despanzurradas, o incluso por sólo un pitón, tremendo el pitón derecho del cuarto, o ni eso; no, no debe ser lo que salga por norma al ruedo valenciano. Como ayer.

Otra cosa es que el de los toros marcados con el hierro del El Torero lucieron comportamiento que desbordó los límites de toda santidad y rifaron generosamente sus orejas, que es la medida oficial del toreo moderno. Así que dos orejas de doce no parece balance para echar cohetes.

Lo más interesante sucedió en el quinto. Un toro con hechuras de novillo que sacó casta y embistió vibrante a las telas de un César Jiménez que volvió a brillar como suele en Valencia. Faena intensa desde el cambiado por la espalda. Toreo de trazo largo, muy encajado el torero. Muy buena la versión al natural. La faena de premio grande, la espada entró media y fue sólo una oreja. Antes, Jiménez había emborronado con acero y descabello una otra muy buena labor a un toro templado, que fue el segundo, al que toreó muy bien también al natural.

La otra oreja la cortó Alejandro Talavante, pese a imprimir un frío trasteo al santo tercero. Al sexto, bravo en el caballo, le hizo faena de igual carácter. Sin alma.

Vicente Barrera tuvo momentos de enorme interés en el toreo en redondo al primero, un toro como para emborracharse. La espada, en fin. Y nada más, porque el cuarto tuvo andar mortecino y un pitón derecho de espanto.

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