Suceden unas primarias --mientras no me convenzan de lo contrario, un claro síntoma de democracia-- y unos y otros las han utilizado como arma de desprestigio. La oposición como farsa y los propios como derrota de unos y victoria de otros. Vamos, el acabose. Pero todos se han centrado en Madrid, centro del universo español. Mientras que aquí en València, por poner un ejemplo, el silencio en torno a las primarias ha sido prácticamente sepulcral. Será porque nadie se cree que aquí vayan a surtir efecto. Además, el poco ruido que ha levantado Asunción pronto quedó en agua de borrajas, y en alguna que otroa absurda acusación: "pucherazo" gritaron unos y otros. Pero, en fin, nada.
Al final no parecía tan descabellado que en el PSOE madrileño ganase 'un desconocido' Tomás Gómez a Trinidad Jiménez, y lo bien que podría venir aunque por la victoria la derrota se la apunten a Zapatero, que en este caso volvió a cometer un error más de los muchos que ha cometido últimamente. La oposición de brazos cruzados, con algún que otro berrinche sólo, parece que esté contenta con su trabajo. Lo que pudiera suceder con el resto, València incluida, poco o nada importa. Y así ha sido.
En la denostada cultura taurina existe la sentencia que dice: 'Ser torero es un milagro; ser figura, imposible'. En política la primera parte está al alcance de cualquier pelgatos. Eso es un hecho más que comprobado. Lo de ser bueno en política está claro que ya es más bien un milagro. Lo comentamos no hace mucho y sabemos que de esos hay pocos o ninguno. Los interrogantes recaen sobre Goméz, lo demás da pena y no interesa airearlo. Como ha sucedido.
Al PP valenciano no se cuánto le interesaría devolver a las primeras filas a Ricardo Costa. Pero el caso es que ahí está, pese al Gürtel y a las canas que en menos de un año se le han apoderado. O la corrupción no la consideran un problema porque enfrente no hay milagro ni se le espera y si mucho pelagatos; o es a ellos a quienes también les sobran pelagatos y creen que Costa será el próximo milagro y un amiguete mio, que lo coloca como presidente de la Generalitat dentro de no demasiado tiempo, aunque lo dice medio en coña medio en serio, acabará teniendo razón.
PS: Y entretanto suceden cosas que parece que nos hagan más estúpidos mediáticamente hablando. Qué país, y lo que es peor: qué sociedad.
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