28 octubre 2011

sobre el estado del periodismo taurino, unas palabras de álvaro acevedo

Vía :: Hoy.es | Entrevista publicada en el periódico extremeño HOY a Álvaro Acevedo (6 toros 6 y Cuadernos de tauromaquia) en el que ofrece su visión sobre el estado actual del periodismo taurino.


- ¿Cree que ejercer el periodismo taurino es más complicado para una persona joven?
-Los años no dan el conocimiento. Luis Miguel Dominguín decía que tenía una maleta y se la llevaba a América todos los años pero que ella sola no hubiese sabido ir. O sea, que llevar 40 años viendo toros no es sinónimo de sabiduría. La profesión está difícil, pero más que por eso de la juventud, por el intrusismo y por la cantidad de gente que hay escribiendo o haciendo fotos sin cobrar un duro y solo a cambio de un pase de prensa y de la vanidad de ver su firma debajo de cuatro letras, en la mayoría de las ocasiones, por cierto, mal colocadas.
-¿Atraviesa el periodismo taurino un buen momento?
-Creo que no, por la falta de interés de las propias empresas editoras. Hay grandes profesionales con una relevancia ridícula en el panorama taurino. Y al contrario, perfectos inútiles ocupando grandes cabeceras de radio, prensa y televisión. En definitiva, los mejores no suelen estar en los medios más importantes, sino todo lo contrario.
-Hace poco alguien me dijo los periodistas del toro tenían tanto poder que hasta confeccionaban los carteles de las ferias. ¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones?
-En este caso tendríamos que personalizar. Hay algunos periodistas que, con el poder que le otorga el medio para el que trabajan, ponen y quitan a los toreros de las ferias. Imagínate con qué oscuros intereses. Los medios de comunicación tienen un poder indudable. La clave está en utilizarlo de forma decente en favor de la fiesta y para denunciar lo que no es correcto. Porque ayudar a la fiesta no implica hablar todo el día de los pájaros y las flores, tal y como algunos sostienen. Veo a mucho periodista que entiende la profesión como un ejercicio de relaciones públicas. Por eso justifica siempre al poderoso y, en cambio, es muy riguroso con el débil. Me parece una actitud nauseabunda.

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