En el día que se celebra el 71 aniversario de la muerte de Miguel Hernández, recordamos la importancia del toro en la obra del poeta de Orihuela, según el estudio de Mariate Cobaleda, doctora en filosofía por la Universidad de Salamanca.
El toro es una de las grandes metáforas en la obra de Miguel Hernández que contiene y resume en sí los principales aspectos de la cosmovisión hernandiana. El toro expresaría no sólo la tragedia y la gloria de la existencia humana, sino también el espíritu telúrico e inmortal de España. Pero toda la fuerza de cada uno de sus poemas es un toro bravo contenido en un ruedo que es la existencia limitada del hombre. Un toro que, como el mismo poeta, llega del campo, con la furia de los astros, con la sangre pletórica dispuesta a fecundar, a embestir, a amar en arrancadas de muerte y destrucción hasta conquistar las entrañas de la vida.
Ese toro, raudo como un rayo, no se para nunca; porque la poesía de Miguel Hernández galopa, persevera y fluye como un río que no pierde la fuerza telúrica de su origen, como una terrible tempestad aprisionada; porque el poeta, como entiende Jean Cassou, “es tierra, tenebrosa espesura, una materia profunda en la que, oprimidas, las furias de la sangre y del alma hacen estallar prodigiosas constelaciones de imágenes”
"El toro se convertirá en espejo de humanidad"
Recordemos que, a partir de 1934, Miguel Hernández se pone en contacto directo con el mundo de la tauromaquia, al trabajar con José María de Cossío en la redacción de la monumental enciclopedia de Los toros. Pero, anteriormente, ya había empleado el tema taurino en algunas de sus composiciones líricas. Podemos encontrar en el simbolismo del toro de Miguel Hernández una antropología metafísica del pueblo español, en la que aparecen sublimados los valores y virtudes del ser humano. El toro se convertirá en espejo de humanidad...
"Por el lugar mejor de tu persona, es por donde el asta de toro penetra"
Cuando el poeta de Orihuela convierte al diestro en protagonista de sus composiciones, nos lo presenta siempre desde el trágico instante de la cogida, un nefasto suceso que, para Miguel Hernández, glorifica y honra al torero, al que entiende como un espejo de humanidad. Porque en la tauromaquia hernandina, la cogida será fruto de la nobleza, el testimonio ineludible de un hombre que se ha entregado desde el corazón, desde lo más auténtico de sí mismo: Por el lugar mejor de tu persona, es por donde el asta de toro penetra en el cuerpo del torero de la IV octava real del libro Perito en lunas, en la que trata el tema de la cogida. El poeta propone la entrega sincera al auténtico destino que conduce al hombre a cumplirse en el ser. Sin duda, donde mejor tratará la tragedia del torero es en el poema elegíaco “CITACIÓN- fatal” dedicado a Sánchez Mejías.
En la “CITACIÓN- fatal”, toro y torero se van a encontrar para siempre consumados el uno en el otro. Un encuentro que parece predestinado para concebir la gloria torera desde la iniciación estoica y victoriosa sobre la muerte. Así comienza el poema:
Se citaron los dos para en la plaza
tal día, y a tal hora, y en tal suerte:
una vida de muertey una muerte de raza.”
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