Lección de vida de López Simón en Madrid. El toreo no está hecho para pusilánimes. Viva la puta vida, su alambre y su locura.
— Andrés Verdeguer (@verdeguer) octubre 2, 2015
(Zabala de la Serna)
tiró de quietud y sacó valor para dejársela en la cara. Importante la serie por cuanto la entrega del torero no se correspondía con la del toro. En la siguiente, en el remate del obligado de pecho, en el sitio, se lo echó a los lomos. Certera la daga por la parte donde el muslo izquierdo y el glúteo se unen. Y arriba lo tuvo entre las astas como en un rito sacrificial al dios Uro.
(Barquerito)
Antes de que la pelea se resolviera en la puerta de chiqueros –asustadísima la gente-, López Simón, más firme imposible, obró el milagro de enganchar al toro por el mismo hocico con la bamba de la muleta, y de sujetarlo en dos tandas de hasta cinco muletazos ligados sin perder ni ganar pasos, casi enroscado. En ese momento estalló de emoción unánime la plaza.
(Antonio Lorca)
La fiesta de los toros está necesitada de héroes, y el joven López Simón es un serio aspirante a ocupar ese trono en el corazón de los aficionados. Posee un valor que asusta, invade el terreno del toro, arrebata y emociona a los tendidos, maneja el drama con soltura, y teatraliza, también, cuando las circunstancias lo aconsejan; transmite con facilidad porque su forma de estar, ser y torear está basada en la verdad, y, cuando un torero demuestra valor y se coloca en el sitio que cogen los toros, resplandece a la velocidad de la luz.
(Andrés Amorós)
Por qué ha triunfado este año en todas las Plazas el diestro madrileño? No es difícil explicarlo: se coloca en el sitio donde los toros se entregan (o hieren) y no se mueve un centímetro.
Grandes pic.twitter.com/W9ztrZo4LA
— javier carabias (@javitaurino) octubre 2, 2015
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