el buen andar de miguel tendero y el lamentable estado de el cid

A Miguel Tendero le suspendieron su alternativa en Nimes y no se lo pensó dos veces para pasar todo el trago en Las Ventas. De torero es su decisión y la respuesta que dio a la tarde. No lo tuvo fácil. El castaño con el que se doctoró salió más manso imposible, pero el joven Tendero anduvo fresco, con ganas y funcionándole la cabeza más que de sobra como para solventar la papeleta con nota para al final acabar encontrándose en terrenos de toriles con del Puerto de San Lorenzo y robarle emocionantes muletazos por ambos pitones. Nos alegra comprobar que desde que lo apuntamos Miguel Tendero no ha dejado de andar bien. Y lo que le queda. Como quien dice acaba de empezar otra vez en esto.

Quien anda fatal es El Cid. Ayer consiguió lo que parecía imposible: poner en su contra la que ha sido de siempre su plaza. El Cid de Guitarrero, el Bayona, el de tantísimas tardes en Madrid y Sevilla y más aquel enorme torerazo que vimos una tarde de agosto de 2007 en Bilbao, está muy lejos. A años luz de El Cid de ayer.

Falta de confianza o valor, llámenlo como quieran, pero El Cid no está y no se cansa de demostrarlo equivocándose primero el propio torero a sí mismo. Falta de sinceridad lo llaman a eso y da la casualidad de que el vestido de torear del de Salteras siempre fue trasparente.

Ayer no se estiró con ninguno de sus dos toros a la verónica y si trató de hacerle faena al inválido cuarto fue por un esfuerzo titánico y desconfiado que acabó con una voltereta que vino a delatar que está fuera de sitio. Cambiar esa impresión le va a costar esta temporada. Ha pasado por Castellón, Sevilla y Madrid sin decir nada.

Decir todo esto a quien escribe no veas cómo le jode porque El Cid es el torero que más ha hecho disfrutar a uno de un tiempo a esta parte en una plaza de toros.

Sebastián Castella se ha reencontrado. Anda centrado y despejado de mente. Como más templado, aunque ayer se quedó pronto sin toro porque toro es lo que le faltó a la tarde. La corrida del Puerto de San Lorenzo, de escaso trapío aunque seria por delante, fue floja, mansa y muy baja de casta.


Foto :: Juan Pelegrín para las-ventas.com